… everything comes to an end.
Abro los ojos y espero que todo haya sido una pesadilla que olvidar, irrealmente imposible, y de repente, todas mis piezas, vuelvan a la normalidad. Inútil. Tanto como esperar que escampe en un día como hoy.
Un par de minutos pasan. Nos quedamos a solas, mi triste realidad y yo. Me marchito cada día, un poco más. Como las flores que me regaló por mi cumpleaños, inundaban en su día la cocina de alegría y ahora… Son una pila de pétalos resecos que sólo llegarán a la basura, como el gatito de Celia.
Igual que mi alegría. Mis ojos ya no brillan. Sé que no es para tanto, pero así me siento. Arrastrándome en el ajetreo de entresemana, olvidando mis penas entre la pila de pendientes de la oficina y las carreras de por las tardes. Si te preguntas por qué corro, es simple: No sé luchar de otra manera. Huir hacia adelante. Es mentalmente enfermizo, pero machacarme es lo único que me acuna por las noches, me aleja de la culpabilidad del pasivo y me permite sentirme algo mejor conmigo misma, no sé, pensar soy una activista en contra de todo lo que la química se empeña en colocar sobre mis hombros.
Llega el veintitantos, empiezo con un nuevo blister. Con él, empieza la pesadilla. Dos días bien, al cuarto te empiezas a venir abajo, al sexto no te tienes de pie y al octavo, un tercio de tu armario se queda inservible. Ni faldas, ni pantalones, ni vestidos. Nada entra. Ni volverá a hacerlo cuando la brutalidad mensual pase.
Mi preocupación va más allá de todas esas prendas que ya no me valen, de un cuerpo en el que ya no me reconozco, del malestar periódico y la depresión continua, llegando a cuestionar lo acertado del diagnóstico. No soy un profesional, pero me da que se han pasado tres pueblos. No puede ser que semejantes reacciones sean normales ni deseables. No es tolerable escucharte un "pues si te sienta tan mal, tómatelo cada dos meses" como respuesta. Creo que es hora de consultar con otros profesionales, buscar segundas o terceras opiniones. Aunque me vuelvan loca entre todos, malgaste tiempo y dinero - en Suecia ir al médico es como ir al gimnasio, las horas fuera de la oficina las debes compensar - éste, es mi último mes así.
Ando peligrosamente cerca del rock bottom, estoy totalmente aterrada por cómo reaccionaré al alcanzarlo. Como las rosas, me voy apagando. Siempre hay momentos brillantes, algo de apoyo remoto, que me hace seguir luchando. Sin embargo, la cuesta es cada vez más empinada y yo, empiezo a hartarme de este calvario...
2 comments
has probado ir a un medico o centro medico mas alternativo mas tipo holistic medicine?
el sistema hormonal humano es muy complejo y los medicos no lo entienden del todo, yo de ti cambiaria de ruta porque esta claramente no te esta ayudando.
mucho animo!
Quizás debería. Desde luego es el último mes que me tomo esta mierda. He decidido descansar, es demasiado que aguantar tanto física como mentalmente.
Le sugeriré cambiar a otra cosa o me dirigiré a un especialista privado, en busca de una segunda opinión. Pero no voy a aceptar cargarme con 2kg de equipaje extra y sentirme mierda durante un tercio del mes como algo "normal". Sólo sonrío cuando me intoxico en mi propia serotonina, tras una paliza corriendo. No problems with that, just that's slightly sickening...
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