Llegamos juntos, pero tras buenos y malos momentos, parece que hemos cambiado en la misma dirección. Da vértigo girar la vista al pasado y contemplar cómo esos críos alegres, que se emborrachaban y aprovechaban hasta el último instante, que hacían el loco y seguían sonriendo, que se apoyaban y estaban siempre dispuestos a hacer algo se han convertido en una panda de vegetales, que apenas quedan, hablan de sus cosas u organizan nada.
Asusta, la verdad. Ver que el individualismo escandinavo te convierte en esa persona huraña e intransigente, que se va a comer sola porque pasa de la típica conversación sueca (parece que hace frío, pero este finde lució el sol, cómo va el trabajo?, sí conozco tu ciudad por el equipo de fútbol) que suena a disco rallado después de tanto tiempo.
Mirarte al espejo y no saber quién eres. Hace milenios que no sé nada mi gente en España mientras que, por unas cosas u otras, no consigo crear mi mundo aquí. La gente del curro es vieja, las niñas de baile adolescentes, los estudiantes se largan antes o después y los suecos... Complejos de cazar. Asumámoslo, mientras no supere la barrera del idioma, integrarme en esta sociedad será un sueño dorado imposible de alcanzar. Todo esto, sumado al ajetreo del día a día, la necesidad de hacer deporte (o mi espalda se destroza, tras esas 8h inmovilizada) y el tener novio termina dejándote más sola que la una.
Depresiva o no, me alegro de esos momentos en los compartimos nuestros sentimientos. Contados pero inolvidables, me mostraron que no soy la única que se siente así - aunque probablemente sea la que más alto y claro se queja - y me apoyaron a luchar por dejar esa vida de estudianteTrabajadora que me estaba destrozando los nervios.
Si mudándome se resolvieron parte de mis historias, espero que encuentres todo lo que añoras virando tu timón hacia el Sur. Te admiro, por tener el valor de afrontar tus verdaderos sentimientos, por conocerte bien, por saber lo que quieres y actuar consecuentemente.
Si esa conciencia fuera tan virulenta como el swine, supongo que se me habría contagiado algo y tendría una idea más definida de hacia dónde quiero ir... En este momento sólo pesa el fracaso sobre mis hombros. El haberme quedado aquí pensando en variar mi futuro profesional, arrastrando al pobre Enrique conmigo, y terminar con un trabajo más aburrido que cualquiera de los que pudiera encontrar en España.
En fin corazón, que te conoces mi historia de sobras... Y hoy debería ser tu día ^_^
Mucha suerte en tu verano y vuelve en cuanto termines, con mil fotos e historias bajo el brazo, que te recibiremos con cariño y... Tu megáfono.