Throwback Tokyo, 2012.
Byakko y yo, nos hemos quedado solos en casa hasta Navidad. Con el dedo roto, sin poder andar, en silencio desde el momento en que sales de trabajar, te da mucho tiempo a pensar. En el tiempo, en la soledad, en cómo te sientes bastante más aislado aquí, de lo que te habías sentido nunca, a miles de kilómetros de tu país natal. En lo que echas de menos, la vida Made in Japan.
Las grandes urbes se clasifican a veces de solitarias, cuando no lo son tanto en realidad. De hecho, ver a gente "sola" haciendo cosas, es muchísimo más común en Estocolmo o en Tokyo, que en Málaga, donde si no vas en grupo o acompañado, parece que eres el raro y la gente, como que te mira mal. En una ciudad grande, hay mucha gente sola. Lo que conduce a que presentarte como individuo sea precisamente el antónimo de soledad. Los cafés tienen mesas de uno o barras contra el cristal, dejarte caer por uno de ellos con tu libro u ordenador, es lo más normal. Igual con las tiendas, restaurantes o bares - especialmente aquellos sobre los hoteles de lujo en la ciudad. Están plagados de gente sola, es lo más normal.
Ni en Estocolmo ni en Tokyo me había sentido jamás así de "aburrida". Pese a estar sola bastante a menudo, me daba igual. Era salir a la calle, sentir la energía, la naturaleza, la gente, el arte, la gran ciudad... Me llenaba, me daba la vida. Aquí es cierto que tenemos el mar... Y poco más.
Las urbes están plagadas de gente que "no es de allí" y que a falta de un grupo de amigos sólido, está mucho más dispuesto a hacer cosas y abierto, en general. Es lo que vemos en la gente que hace MBAs en US o en la burbuja de extranjeros, que en Asia es bastante grande y amigable. Pese a estar más o menos aislado de los locales - salvo honrosas excepciones, los extranjeros del lugar se agrupan y se convierten en tu segunda familia, dentro de la burbuja expat.
Hay quien piensa que la gente en España "es más simpática" pero en realidad hay de todo - como en todas partes - y principalmente, depende mucho de la situación de cada uno. Quien reside en su ciudad natal, con su familia y amigos de siempre, no tiene demasiada necesidad de meter a nadie nuevo en su vida. Hay honrosas excepciones, pero es normal que la gente se centre en su grupo y pare de buscar (por razones obvias). Algo que dificulta las cosas, para los recién llegados.
Ayer lo hablaba con mi profesora de yoga, que pese a ser Malagueña ha vivido en Madrid & Barcelona mucho tiempo "... mudarte a Málaga, es duro. A veces piensas, pero qué hago yo aquí?" simplemente ver que una persona se siente exactamente igual que yo, que no me mira como si fuera un marciano por expresar mi desconcierto, es reconfortante. No arregla mi situación, pero a la vez, no me hace sentir cual demente o bicho raro, que suele ser lo habitual.
Tras un finde bastante negro, me encomiendo a San AVE, que obra milagros. Cuestión de un billete, 3h de viaje y... Tachán!!! Madrid te espera plagado de amigos con los brazos abiertos y mil planes que me hacen super ilusión!!! Allá voy!!! (^_^)
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