Anything is possible, as long as you're willing to assume what it takes.
Supongo que es natural que Japón pueble los medios (con permiso de la campaña de Loewe Oro) estos días. Un país destruido por las fuerzas de la naturaleza, que un año después ha resurgido de sus cenizas. En Tokyo, la vida continúa como si nada hubiera pasado. El mundo admira, boquiabierto. Europa gira la cabeza hacia otro lado, si es que a alguien se le ocurre formular esa pregunta tan obvia…
Y si ellos salieron de ese golpe, por qué nosotros no?
Japón, el país del servicio. Donde todo está limpio, empaquetado, organizado. Donde la realidad se presenta en bandeja de plata y es normal compartir vagón de tren con mujeres en kimono, delicadamente arregladas, sonrosadas, bellas como flores de cerezo, cuando vas por la mañana a trabajar.
Debe ser duro dejar todo este refinamiento atrás… Típica línea, a uno de los muchos que en su día, se importaron una delicada geisha. Hasta que un día, alguien respondió con la cruda realidad. Este país es perfecto para visitar como turista. La cosa cambia mucho, cuando perteneces a esta sociedad.
Todavía hay muchos faux pas que se nos permiten. Pero el trabajar aquí significa que la realidad empieza a golpear. El uno anda haciendo la noche, mientras que la otra es office lady a tiempo completo y ama de su casa, a jornada parcial. Así, aprendimos una gran lección acerca de la cultura local: La rendición no es una opción, sino un deshonor. Tras la muerte te perseguirá.
Como todos sabéis, las empresas obtienen beneficios a partir de la venta de bienes/servicios. En un entorno business-to-business, este intercambio se produce tras firmar un acuerdo, que conocemos como contrato. Los acuerdos contractuales son algo común en la Economía Global. Sin embargo, tienen sus particularidades, allá donde vas. En China necesitas un negociador profesional, para alquilar un piso; en Suecia, es necesario que lo apruebe el grupo; en Japón, el fallo es deshonor .
Supongo que viene de la cultura Samurai (切腹) donde al reo se le daba un tiempo para suicidarse y evitar el deshonor a su familia, además de una agonía mucho más terrible que el suicidio. De ahí, que cuando las empresas entran en la etapa crítica en torno a la entrega la gente trabaje día y noche, sea cliente o proveedor, con tal de asegurar que todo se ejecuta de acuerdo al plan. Ambos lados, perecen en batalla. Pero con honor, de verdad.
Tokyo, ciudad que nunca duerme. Donde las jornadas de 12h son normales en las oficinas de empresas niponas y todo lo demás (desde las peluquerías a los supermercados, pasando por tiendas de lujo y restaurantes de todo tipo) se adapta a ese ritmo. Por supuesto, con una sonrisa, reverencia, delicado envoltorio y todo lo demás. La sociedad trabaja muy duro. Está acostumbrada a salir adelante, sea devastada por las fuerzas de la naturaleza o la investigación nuclear. Europa es muy diferente, el nivel mínimo de bienestar y dignidad, está mucho más alto. A un nivel, que no escala bien - si me permites el apunte - que probablemente sea el responsable de la crisis del crédito.
Contrasta con Estocolmo, donde todo cierra a las 18:00. El Domingo, adorna las pequeñas tiendas con un cartel de vuelva usted el lunes. Y los sitios abiertos, tienen a personal a tiempo parcial. Probablemente Suecia sea el país con el peor servicio del mundo. Se te atiende con dignidad, pero sin ningún tipo de servilismo (que algunos llevan al extremo, haciéndolo desagradable) - que su oficio es tan digno como el tuyo, qué te vas a pensar?. Toda moneda tiene dos caras. La Sueca, se traduce en lo que conocemos como sociedad del bienestar. Todo cuesta un cojón, pero esto se debe un alto nivel de impuestos que se inyectan de nuevo, para conseguir una sociedad carente de diferencias, en que todo el mundo tiene una oportunidad. Evidentemente, éste mundo helado es muy pequeño y se limita a 9 millones de personas, nada más.
Mientras Enrique trabaja, en mi soledad nocturna, me da mucho tiempo a pensar. Tratar de planear unas vacaciones en las que aprovechar el puente, para verlas canceladas en el último minuto, como viene siendo normal en las actividades de alta responsabilidad. Leer acerca de Hiroshima, Nagasaki y que termine por resultarme evidente por qué no hubo rendición tras la primera bomba nuclear.
Da lástima, verle cruzar la puerta. Sábado por la mañana. Con los ojos inyectados en sangre, tan trajeado como ojeroso, sólo con fuerzas de ponerse el antifaz. Empezar a soñar. Con esas semanas de escalar en Danvikstullen, mientras yo salía a pasear. Mi extremadamente desarrollada empatía me hace muy sensible al sufrimiento ajeno. De ahí que la ansiedad de la situación, haya cobrado factura en mi equilibrio intestinal. Mi tripa hace cosas extrañas, aún así tengo pocas energías para animarle: Podría ser mucho peor, si nos viéramos sin trabajo.
El el punto medio está la virtud. Me decía mi mamá. Lo triste es que el tiempo me ha enseñado una lección, con la que responder. Conclusión sencilla que describe la cruda realidad: El equilibrio es una falacia, lo único posible es conocerte y tratar de adaptar tu realidad a lo que te hace sentir en paz.
Así, llevo estos dos días
de fiesta saliendo a caminar, tratando de recuperar el equilibrio que perdí antes de volar a Dallas. Empieza a funcionar. Estoy relajada, sonrío por dentro, cuando llego a casa y estiro con
Shibuya FM de fondo ambiental.
… Sigo pensando, supongo que no lo puedo evitar. En la economía Global. A dónde nos lleva esta realidad? Trabajo hay de sobras, simplemente anda repartido de una forma especial. Cualquier idiota tiene claro que nos acercamos más y más a un modelo asiático. Jornadas largas, humildad. Vacaciones cortas - pero intensas, pisos pequeños y transporte público. Uso eficiente de los recursos, que es lo único que escala… Ando incierta, pues creo firmemente que China, tarde o temprano, estallará - como hizo Europa en su día, allá por la Revolución Industrial.
Aún así, el mundo ante mis ojos no es gris, ni triste. La felicidad, simplemente es diferente. Se perfila de acuerdo a la visión de Enrique. Que cada vez comparto más. Donde, una vez asegurado lo mínimo (casa, comida, atención sanitaria) el tiempo libre es primordial - mucho más que cualquier bien material. Lo muestran las tendencias web, somos entes sociales cuya vida cobra sentido cuando la compartes con alguien.
Qué cojones… No hay nada como un día al sol, haciendo lo que sea con tus amigos de verdad.