Muerte por fallo renal {1993/05- 2008/02/25, 18:00}
Porque por estúpido que suene, 15 años son demasiados.
Como para olvidar todas las noches que me he dormido, abrazada a tí, cuando algo malo había pasado, cuando algo no me dejaba descansar, sentir ese pelito, ese calorcillo, ese cuerpecillo tan familiar, no sé Mochín, eras como el hermanito que nunca tuve.
Desde el día en que te recogí en la perrera, pasando por el incendio - todavía me acuerdo de cómo me agarraba con fuerza a tu cuerpecillo intranquilo, con mis diez años, sola en casa sin saber que hacer, llorando y viendo bomberos subir por la escalera a extinguir lo que arrasaba el último piso - las mudanzas, siempre, siempre, siempre, has estado ahí.
Siempre, durmiendo en los pies de mi cama, siempre, levantándote conmigo a desayunar, siempre, sentándote en la báscula, frente a la estufilla, mientras me desperezaba en la ducha de por las mañanas, siempre, huyendo de los niños, arañando a los perros que ambos odiamos y dejándote acariciar por los que te quieren bien.
Puede que sea hora para que mamá cambie la alfombra, ya que tus uñitas no la rozarán nunca más... Pero no creo que sea tan dura como dice, la verdad. No creo que no sufra al saber que nunca más andará rascándote la tripa al sol, que nunca más te sentarás en su regazo o saltarás a su espalda mientras cocina.
Sólo un animal?
Puede, pero para mí, era, es y será... Mucho más.
Ojalá hayas sido feliz, hayas llevado una buena vida... Sólo eso puede calmarme ahora, sólo el pensar que algo te llegaba de mí, mientras yo recibía tanto de tí.
Te quiero, Mochín.
Porque por estúpido que suene, 15 años son demasiados.
Como para olvidar todas las noches que me he dormido, abrazada a tí, cuando algo malo había pasado, cuando algo no me dejaba descansar, sentir ese pelito, ese calorcillo, ese cuerpecillo tan familiar, no sé Mochín, eras como el hermanito que nunca tuve.
Desde el día en que te recogí en la perrera, pasando por el incendio - todavía me acuerdo de cómo me agarraba con fuerza a tu cuerpecillo intranquilo, con mis diez años, sola en casa sin saber que hacer, llorando y viendo bomberos subir por la escalera a extinguir lo que arrasaba el último piso - las mudanzas, siempre, siempre, siempre, has estado ahí.
Siempre, durmiendo en los pies de mi cama, siempre, levantándote conmigo a desayunar, siempre, sentándote en la báscula, frente a la estufilla, mientras me desperezaba en la ducha de por las mañanas, siempre, huyendo de los niños, arañando a los perros que ambos odiamos y dejándote acariciar por los que te quieren bien.
Puede que sea hora para que mamá cambie la alfombra, ya que tus uñitas no la rozarán nunca más... Pero no creo que sea tan dura como dice, la verdad. No creo que no sufra al saber que nunca más andará rascándote la tripa al sol, que nunca más te sentarás en su regazo o saltarás a su espalda mientras cocina.
Sólo un animal?
Puede, pero para mí, era, es y será... Mucho más.
Ojalá hayas sido feliz, hayas llevado una buena vida... Sólo eso puede calmarme ahora, sólo el pensar que algo te llegaba de mí, mientras yo recibía tanto de tí.
Te quiero, Mochín.
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