Con pantalones de Aladdin, en honor a Dani.
Sólo hace tres días que pisé la que desde el lunes es oficialmente nuestra oficina y no me acostumbro. Es extraño, echo de menos a Tomas correteando, endrogado de café, hablando con Björn y Jacob... Echo en falta las llamadas incesantes a Eva, su sonrisa y voz cantarina que no se cansa de ayudar - Eva, es la asistente del jefe de mi jefe, tiene 60 años y lleva toda la vida arreglando la vida de los que alli trabajan, no habla inglés, ni yo puedo expresar mucho en sueco... Pero nos entendíamos, que es lo importarnte... Odio que mi jefe ya no lo sea y desprecio no formar parte de Architecture anymore.
Tengo miedo. Sinceramente. Desde que, en Octubre, empecé con el miniproyecto en el que estoy ahora (englobado dentro de la superestructura que LTE representa) las cosas habían ido de mal a mejor. Había empezado a coger confianza con los demás, conmigo misma y sobretodo a aprender, mucho, gracias a las incansables explicaciones de Tomas. Una persona que, como Eva, irradia esa luz del que adora lo que hace y cree en un futuro mejor.
Por mucho que lo mío nunca fueran los aparaticos, sí que lo es el cambio, la evolución para bien y la búsqueda incesante de la simplicidad en esa solución que resuelve el problema, de la manera más tonta - y probablemente, más complicada de descubrir. Empezaba a sentirme en mi sitio, a disfrutar de lo que hacía, a levantar la cabeza de día y sellar los párpados de noche pero de repente, todo se resquebraja en mis morros.
Y ahora qué? Al salir de A&P, es muy probable que se acaben todas esas cosas que habían empezado a dar color a mi vida laboral: Los meetings con product managers, los confidenciales de los Telcos, las conversaciones con aquellos que tratan con el cliente y ese sentimiento de que, lo que haces, está directamente conectado con no sólo vender más pero hacerlo con un margen de beneficio mayor, a escala global.
Sin contar que, aquellos con los que empezaba a conectar a través del trabajo diario ya no siguen aquí. Es extraño, pero me he pasado el día con muchas ganas de llorar. Puede que sea el no haber conseguido dormir bien, la cantidad de cambios en el reducido período de tiempo o el herpes que decora mi cara (por segunda semana consecutiva :_( ) pero el caso es que me sentía patéticamente sola, por cantidad de personas que pasen el día sentadas a mi alrededor.
Es duro no tener a mis hermanas cerca, es duro que mi mamá no esté, es duro que Lolo (el mejor amigo Vienés de Enrique, que anda esta week de visita) comparta más gustos conmigo que mi novio, es duro que no haya marimoñis con las que comentar las revistas de cotilleos, me siento desconectada el 99% del tiempo. Danscenter es genial, pero ahí estoy, rodeada de quinceañeras cuyo ego no entra en la sala que se rien entre dientes de mí... Comprarme ropa es genial, pero no mola tanto si no pensamos estilismos juntas. Bild Hänt puede ser unas risas, pero sería mejor el Cuore, con Alvi al lado.
Prometí no deprimirme, centrarme en lo positivo, respirar hondo y pensar en que bueno, ahí tengo el curso de FLASH para divertirme creativamente e Ideation, terminado con mi ridículo final assignment:
Pero la verdad es que ponerme enferma la semana pasada fue una huida genial de esta realidad laboral que tanto temo afrontar. Por qué tantos cambios? Por qué no puedo acostumbrarme a ellos? Por qué necesito tanto de la gente que me rodea?
Ojalá fuera más cardo borriquero y menos hermana sensible, porque no sé cuánto costará remontar esto. En fin, voy a prepararle algo bueno al escalador, que hoy se examinaba para obtener la tarjeta roja - que le permite subir e ir poniendo la cuerda - es extraño, pero consigo ser feliz a través de sorprender y cuidar de los demás.
Es de las pocas cosas que dan, de veras, sentido a mi día.
Sólo hace tres días que pisé la que desde el lunes es oficialmente nuestra oficina y no me acostumbro. Es extraño, echo de menos a Tomas correteando, endrogado de café, hablando con Björn y Jacob... Echo en falta las llamadas incesantes a Eva, su sonrisa y voz cantarina que no se cansa de ayudar - Eva, es la asistente del jefe de mi jefe, tiene 60 años y lleva toda la vida arreglando la vida de los que alli trabajan, no habla inglés, ni yo puedo expresar mucho en sueco... Pero nos entendíamos, que es lo importarnte... Odio que mi jefe ya no lo sea y desprecio no formar parte de Architecture anymore.
Tengo miedo. Sinceramente. Desde que, en Octubre, empecé con el miniproyecto en el que estoy ahora (englobado dentro de la superestructura que LTE representa) las cosas habían ido de mal a mejor. Había empezado a coger confianza con los demás, conmigo misma y sobretodo a aprender, mucho, gracias a las incansables explicaciones de Tomas. Una persona que, como Eva, irradia esa luz del que adora lo que hace y cree en un futuro mejor.
Por mucho que lo mío nunca fueran los aparaticos, sí que lo es el cambio, la evolución para bien y la búsqueda incesante de la simplicidad en esa solución que resuelve el problema, de la manera más tonta - y probablemente, más complicada de descubrir. Empezaba a sentirme en mi sitio, a disfrutar de lo que hacía, a levantar la cabeza de día y sellar los párpados de noche pero de repente, todo se resquebraja en mis morros.
Y ahora qué? Al salir de A&P, es muy probable que se acaben todas esas cosas que habían empezado a dar color a mi vida laboral: Los meetings con product managers, los confidenciales de los Telcos, las conversaciones con aquellos que tratan con el cliente y ese sentimiento de que, lo que haces, está directamente conectado con no sólo vender más pero hacerlo con un margen de beneficio mayor, a escala global.
Sin contar que, aquellos con los que empezaba a conectar a través del trabajo diario ya no siguen aquí. Es extraño, pero me he pasado el día con muchas ganas de llorar. Puede que sea el no haber conseguido dormir bien, la cantidad de cambios en el reducido período de tiempo o el herpes que decora mi cara (por segunda semana consecutiva :_( ) pero el caso es que me sentía patéticamente sola, por cantidad de personas que pasen el día sentadas a mi alrededor.
Es duro no tener a mis hermanas cerca, es duro que mi mamá no esté, es duro que Lolo (el mejor amigo Vienés de Enrique, que anda esta week de visita) comparta más gustos conmigo que mi novio, es duro que no haya marimoñis con las que comentar las revistas de cotilleos, me siento desconectada el 99% del tiempo. Danscenter es genial, pero ahí estoy, rodeada de quinceañeras cuyo ego no entra en la sala que se rien entre dientes de mí... Comprarme ropa es genial, pero no mola tanto si no pensamos estilismos juntas. Bild Hänt puede ser unas risas, pero sería mejor el Cuore, con Alvi al lado.
Prometí no deprimirme, centrarme en lo positivo, respirar hondo y pensar en que bueno, ahí tengo el curso de FLASH para divertirme creativamente e Ideation, terminado con mi ridículo final assignment:
Pero la verdad es que ponerme enferma la semana pasada fue una huida genial de esta realidad laboral que tanto temo afrontar. Por qué tantos cambios? Por qué no puedo acostumbrarme a ellos? Por qué necesito tanto de la gente que me rodea?
Ojalá fuera más cardo borriquero y menos hermana sensible, porque no sé cuánto costará remontar esto. En fin, voy a prepararle algo bueno al escalador, que hoy se examinaba para obtener la tarjeta roja - que le permite subir e ir poniendo la cuerda - es extraño, pero consigo ser feliz a través de sorprender y cuidar de los demás.
Es de las pocas cosas que dan, de veras, sentido a mi día.
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haces cosas geniales Claudia
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