- Por qué te gusta tanto Atenas? Si es una ciudad turística con ese regustillo cutre que nos gastamos los mediterráneos, donde nada funciona, no hay trabajo, donde la gente fuma, berrea y critica allá donde va?
- No sé... Y aun a temor de contradecirte supongo que como tu armadura, no es oro todo lo que reluce. Tengo un trabajo fijo (hasta que se demuestre lo contrario, porque la política LiFo de los layoffs no me beneficia en absoluto) que paga todos estos viajes, un piso donde quería y tiempo para disfrutar de todo ello. Pero hay algo, algo invisible, algo que sólo siento cuando retorno al Sur que me falta. Quizás mi madre tenga razón, sólo sea que soy demasiado vaga y que todo lo que quiero es estar a mi bola. Quizás Enrique tenga razón, en que las vacaciones son siempre muy fáciles. Pero cuando escucho a mi cuerpo, me dice que se encuentra bien bajo ese sol que, de verdad, calienta.
Sabes? Han pasado muchas cosas últimamente que me han hecho pensar.
Alguien cercano, con una carrera de éxito a pesar de su corta edad, decidió que ya valía de infierno helado y que Mayo pondría punto y final a su aventura en la ciudad. Ironías de la vida, le detectaron un problema grave de salud hace muy poco. 24 años y doblado por el dolor (algo peor que yo... Que no puedo bailar demasiado porque mi columna roza con la cadera y me inflaman el nervio ciático - dejándome paralizada y dolorida, al mismo tiempo) inmigrante en un país donde las radiografías no son para los que pratar inte svenska. Así que lo mejor - por muchas bocas que abriera su decisión, meses atrás - es que regrese, anyway.
Y como Gael se preguntaba en Mammut, realmente merece la pena? Cuando llevas aquí unos meses, cuando piensas en el tiempo libre, las cosas que te puedes permitir, el CV a.s.o. compensa. Pero es pisar tierra cálida y empezar a sentir eso que no encuentras aquí. El aire, el sol, las verduras, el caos, la sangre en las venas, la calidez, ese otro ritmo donde las malas caras al menos, vienen de frente no como en esta sociedad de reprimidos que se emborrachan por costumbre, nada más pisar un avión.
Todos los huevos son buenos, rezaban los carteles en Pascua. Todos somos diferentes allá abajo. Esta raza pura sería superior para los Nazis, pero sinceramente creo que le queda mucho que aprender, sobretodo del savoir vivre que tenemos por allá.
Las calles comerciales desembocan en maravillas Ortodoxas.
Mientras los mercadillos al sol te deleitan con fresas de verdad... Tan dulces como baratas.
Supongo que simplemente añoro lo que no tengo. Aunque sólo pretenda dar una perspectiva realista de mi vida y que los que andais por allí abajo, os deis cuenta de que hay muchas cosas que no apreciais... Pero que echaríais de menos en cuanto os las arrebataran.
- No sé... Y aun a temor de contradecirte supongo que como tu armadura, no es oro todo lo que reluce. Tengo un trabajo fijo (hasta que se demuestre lo contrario, porque la política LiFo de los layoffs no me beneficia en absoluto) que paga todos estos viajes, un piso donde quería y tiempo para disfrutar de todo ello. Pero hay algo, algo invisible, algo que sólo siento cuando retorno al Sur que me falta. Quizás mi madre tenga razón, sólo sea que soy demasiado vaga y que todo lo que quiero es estar a mi bola. Quizás Enrique tenga razón, en que las vacaciones son siempre muy fáciles. Pero cuando escucho a mi cuerpo, me dice que se encuentra bien bajo ese sol que, de verdad, calienta.
Sabes? Han pasado muchas cosas últimamente que me han hecho pensar.
Alguien cercano, con una carrera de éxito a pesar de su corta edad, decidió que ya valía de infierno helado y que Mayo pondría punto y final a su aventura en la ciudad. Ironías de la vida, le detectaron un problema grave de salud hace muy poco. 24 años y doblado por el dolor (algo peor que yo... Que no puedo bailar demasiado porque mi columna roza con la cadera y me inflaman el nervio ciático - dejándome paralizada y dolorida, al mismo tiempo) inmigrante en un país donde las radiografías no son para los que pratar inte svenska. Así que lo mejor - por muchas bocas que abriera su decisión, meses atrás - es que regrese, anyway.
Y como Gael se preguntaba en Mammut, realmente merece la pena? Cuando llevas aquí unos meses, cuando piensas en el tiempo libre, las cosas que te puedes permitir, el CV a.s.o. compensa. Pero es pisar tierra cálida y empezar a sentir eso que no encuentras aquí. El aire, el sol, las verduras, el caos, la sangre en las venas, la calidez, ese otro ritmo donde las malas caras al menos, vienen de frente no como en esta sociedad de reprimidos que se emborrachan por costumbre, nada más pisar un avión.
Todos los huevos son buenos, rezaban los carteles en Pascua. Todos somos diferentes allá abajo. Esta raza pura sería superior para los Nazis, pero sinceramente creo que le queda mucho que aprender, sobretodo del savoir vivre que tenemos por allá.
Las calles comerciales desembocan en maravillas Ortodoxas.
Mientras los mercadillos al sol te deleitan con fresas de verdad... Tan dulces como baratas.
Supongo que simplemente añoro lo que no tengo. Aunque sólo pretenda dar una perspectiva realista de mi vida y que los que andais por allí abajo, os deis cuenta de que hay muchas cosas que no apreciais... Pero que echaríais de menos en cuanto os las arrebataran.
1 comment
Clau, cual es tu dirección de correo-e de google? Es que quiero enviarte una invitación para que puedas visitar a mi blogspot pero no se cual es!
Jooo, que buena pinta todo lo del puestecito frutero!
Y los perros, jaja, vagos vaguisimos!
beso!
sofia
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