Tiempo de cosecha.
Aunque el karma diga que recojas lo que siembras, siempre hay una segunda oportunidad. Si no cultivaste a tiempo, siempre te quedará dar un paseo para recoger todo lo bueno que se cruce en tu camino, sean manzanas o chanterelles que inundan las zonas verdes de la ciudad.
En mi edificio, trabaja alguien que, cada mañana, disfruta paseando por los bosques de Kista. Recoge manzanas, las lava y las deja cuidadosamente alineadas en una bandeja, sobre las mesas que presiden las áreas abiertas donde todos salimos a tomar café. Con su simpleza, consigue alegrarme el día. Me inspira la generosidad anónima del que quiere compartir su paz interior a través de un detalle por el que nunca será recompensado directamente; sólo a través de la sonrisa de gente como yo, a quien la inesperada manzana de media tarde, le da energía para trabajar un rato más. Sencillamente genial, me enseña a ver lo poco que cuesta cambiar las cosas y hacerlas un poco más llevaderas para todos. Que de eso se trata, no? Además de producir, pasemos un rato lo más agradable posible, sintiéndonos integrados, respetados y valorados.
No dejo de preguntarme… Quién será? Y cómo será en realidad? Pero tampoco puedo dejar de pensar en los otros. Esos agujeros negros que absorben toda la energía positiva de su entorno, justo antes de estallar en una inexplicable agresividad, cada vez que se te ocurre cuestionar sus ideas. Inocente, tú que sólo tratas de acabar lo que te han mandao, incurres en sacrilegio de octavo nivel: Violando principios(?) Simplemente, levantando la máscara que no logra esconder sus vacíos emocionales.
Mamá se dejó un suplemento en el que Marilyn se quejaba de su soledad mientras algún psicólogo con renombre, explicaba que tratamos a los demás de igual manera que nos vemos a nosotros mismos. El jefe exigente con sus empleados que tampoco está satisfecho de sus propios actos. El inseguro, que no confía en los demás, ni en sí mismo. El solitario no consigue establecer lazos, pues sus reacciones terminan convertidas en púas que hieren a cualquiera que trate de acercarse. El que no se quiere, es incapaz de querer a los demás - ni de conseguir que le quieran de verdad.
No sé. Intento enfrentar mis propios problemas a través de ayudar a los demás. Una vez leí que era una buena terapia, que ayudaba a alejarte del egocentrismo típico del depresivo y del victimismo tradicional del ansiolítico. Centrarte en otro aleja a tus demonios.
Por mucho que me alegre ser consciente de que soy de ayuda para alguien, me duele mucho más cuando es obvio que, como en la guerra, he perdido a quien trataba de salvar. Sí, recoges lo que siembras, pero alguna manzana podrida… Siempre ha de tocar.
2 comments
alucinante lo bien que escribes
Supongo que es fácil cuando sabes que hay alguien ahí fuera que lo apreciará…
Muchas gracias!! :_D
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