As it looks, it ain't warm at all.
A Enrique le duelen las manos y se une a mi paseo diario. Mínimo, 10km cada día. Desde donde me deja el bus, hasta casa. Dos horas de hablar con mamá, con él o con cualquiera que se digne a llamar o caminar a mi lado. Dos horas de desconectar del mundo y recuperar la alegría que, a veces, los cabezaCuadradas que me rodean me hacen perder.
Pero bueno. Todos tenemos algo de lo que quejarnos y mucho, por lo que dar gracias. Frustrante en ocasiones, reconfortante en otras, el caso es que el curro me deja una suma razonable el 25 de cada mes. Que puedo gastar en vicios o intentar ahorrar, para esos sueños futuros. No sé. Hay quien sueña con vestirse de blanco o con parir. Hay quien añora ser jefe, mandar y que le laman el culo. A otros les basta con viajar mucho y sentirse respetados. También están aquellos que simplemente, quieren sacar tiempo para sus pasiones.
Me creía ambiciosa, pero como apuntó mi padrino en Navidad, ando algo escéptica. Será la enfermedad, la crisis, los despidos o el simple entendimiento de la vida adulta. No hay un punto en el que chas!! te conviertes en adulto y toda tu percepción del mundo cambia. Eso piensas de pequeño cuando sea mayor… Y cuanto más te acercas, te das cuenta de que eres el mismo, pero más arrugado. Hay niñerías en señores de sesenta años de igual manera que hay niños que actúan como pequeños adultos.
Todos flotamos en la duda. Igual que las placas de hielo a la deriva. Es difícil saber lo que uno quiere. Pero mucho más fácil, es saber lo que uno NO aguanta. Así que dejemos que la insatisfacción guíe los pasos en la incertidumbre y crucemos los dedos por que, al volver la vista atrás, los puntos se unan con sentido.
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