Längtan.
Los días se escapan entre los dedos, cuando las horas en la oficina sobrepasan notablemente las dos cifras. Actuamos cual tifón. A veces descargando la ira el uno sobre el otro, a veces en silencio. No hay nada que decir. Pues no es culpa de nadie. Lo triste del stress, es que es un círculo vicioso, del que sólo se sale descansando.
Te planteas las cosas. Descubres más acerca de tí mismo, de lo que valoras, lo que necesitas, lo que te hace feliz. Porque cuando las vacaciones que tanto esfuerzo habías puesto en planear se cancelan, te quedan los findes para aprovechar. Cuando te toca trabajar pasado el viernes, entonces... Qué te queda? Esperar pacientemente. Pues como toda tormenta (o tormento) terminará por amainar.
Sólo el pan nuestro de cada día, cuando tratas de amoldarte a una sociedad diseñada para que una mujer florero se ocupe del hogar, mientras su amado salaryman gana fajos de billetes, en su extensa jornada laboral. Qué pasa si ella enferma? Qué pasa si él se termina por suicidar? Todos parecen "irreemplazables" en esta sociedad. A la mínima desgracia, la familia se colapsa. Porque él no puede hacerse cargo de la casa y ella, tampoco se apaña para ganar el jornal.
Al menos una buena noticia nos llega: Mi suegro está cada vez más cerca de abandonar el hospital!
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