…miden tres metros, pesan dos kilos.
Lo bueno de no vivir en Estocolmo es que al salir de la oficina te espera un tiempo maravilloso (en lugar de los 6C e infernal lluvia que regó nuestra antigua ciudad el finde) que convierte el paseo a casa en la mejor manera de acabar el día, relajada y contenta.
Normalmente, voy directa hasta Daikanyama siguiendo Aoyama Dori desde el principio, hasta llegar a Shibuya donde giro hacia el Sur. Sin embargo hoy, tenía algo de tiempo extra, que he invertido en contemplar el lujo en estado puro, o lo que es lo mismo, las tiendas de Omotesando Dori - Chanel, D&G, Dior, Loewe, Cèline, Ralph Lauren, Burberry, Bottega Venetta, Mikael Kors, Fendi - donde el mapa del Ayuntamiento marca las catedrales fashion.
Es evidente que no puedo comprar nada. Pero me gusta admirar la calidad a pocos centímetros de distancia. Hay gente que acarrea bolsones tales que mi sueldo no conseguiría pagar ni en un año. Hay otras que se pasean de la mano de adinerados. También están ellas, esos ángeles alienígenas en este país aka Las Modelos Rusas.
Irónicamente, en Japón las tiendas abusan de modelos occidentales. Cuanto más eslavas, mejor. Es de lo más normal pasear por Shibuya y cruzarte con esos grupillos - como era el caso de hoy - de niñas agachadas, sentadas en el suelo, a veinte metros de la tienda de Paul Smith, devorando un onigiri (que es la bola de arroz más barata del combini), mientras el representante de la Agencia se despide de los de la tienda.
Chicas como Karina J que sin llegar a los 18, conviven en el pisito de modelos. Su manera de vestir, de ir de compras y de moverse, indica claramente que todavía no se están cubriendo de oro. Evidentemente, alguna será la siguiente Anja Rubik. Pero hasta que eso llegue, supongo que su desarrollo será muy diferente del que atraviese cualquier otra niña en un entorno familiar equilibrado, donde los problemas sean ir al insti y aprobar.
Me pilla lejos. No soy quién para opinar. Sin embargo el meter a esos tan solitarios como adinerados businessman, en el cuadro, me da demasiado en lo que pensar.
En un nivel abstracto, hasta dónde estás dispuesto a arriesgar… Tan sólo por poder llegar a más? Supongo que los padres de estas niñas lo vieron claro. Espero que la soledad, no convierta esa pose melancólica en su estado original.
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