Hibiya Koen está entre Ginza (junto con Omotesando, lleva la corona de la zona comercial más lujosa de Tokyo) y el Palacio Imperial. Frente a los edificios de las compañías que rodean las boutiques se convierte en un oasis de paz, donde es bastante fácil ver reunidos (con su obento) a los salaryman.
Aunque no me guste acercarme a la zona de Shimbashi los findes, es cierto que bajo la lluvia… Tiene una magia especial.
La ciudad está envuelta en una neblina húmeda, no se salva ni el Palacio Imperial. Al caer la noche (o cuatro gotas) refresca y la ciudad, se tiñe de un abanico verde profundo, que no habíamos visto jamás.
Parece que los chaparrones, acojonan a las pijas y los turistas por igual. Roppongi, se convierte en un mundo mágicamente futurista por el que dar una vuelta… Y curiosear.
Supongo que la temporada de lluvias no es la estación más popular en Japón. Aún así, como todo en esta vida, pronto pasará. Nuestro enfermo parece que poco a poco se va recuperando y nosotros, aceptamos a regañadientes que no sea posible llevar a cabo lo que tanto tiempo y esfuerzo nos había costado planear. Pero bueno. Otro verano vendrá, del que, con un poco de suerte, podremos disfrutar juntos - en lugar de en soledad.
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