Cuando vivía en Estocolmo, siempre bebía vino. Invierno, verano, daba igual. Entre lo caros que son los cocktails y el frío, era una gran opción. Al mudarnos a Málaga empezaron las terracitas, los precios populares y mi amor por los mojitos al atardecer. Refrescantes, con algo de alcohol - pero no mucho - y a precios populares. Todo un acierto.
Estando en el Caribe, qué otra cosa iba a pedir? Pues eso. Mojitos y más mojitos, mejor preparados que nunca, por auténticos cubanos como los que regentan Mojitos un bar situado en uno de los centros comerciales del paseo marítimo de Oranjestad. Déjate caer en torno al atardecer para disfrutar de la Happy Hour, en la que te tomas 2, al precio de 1, mientras contemplas el atardecer sintiendo la brisa en el rostro... Todo un planazo.
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