Sin embargo, tan sólo hay que cruzar las vías que rodean Hibiya (al nworte de Ginza, un área de shopping de lujo, grandes rascacielos y exclusivos gourmet) para encontrar una serie de Izakayas, en los que estos morenos, empiezan a parecerse a los de la madre patria.
Los salarymen trabajan duro, pero también empiezan tarde. La hora punta no son las 7, sino las 10. Consecuencia naturalnde aflojarse la corbata entre yakitoris y amigos, Asahi en mano, comentando lo que 'de verdad' piensas de tu jefe, tu realidad y las pechugas nuevas de la secretaria.
Allí nos colamos, escortados por el pequeño bailaó (el dueño era cálido y tocaba las palmas sin parar), a degustar una de las mejores cenas - con menú en inglés, algo más raro de lo que cabría imaginar - en el ambiente auténtico del afterwork à la Japanaise.
Sunset in Ginza.
Chuo-dôri, la arteria principal de Ginza
Dando vueltas, tratando de encontrar algo aútentico.
El hombre palmero. Dios lo bendiga, a él y a sus sillas hechas con cajas de Asahi puestas de medio lado.
Lo tenía lleno, mientras los otros garitos del callejón estaban vacíos.
Difícil elección
Enrique lo tiene claro.
Hmmm... Corazones de pollo.
Yakitori, seafood sallad y unos pescaítos.
Salarymen a nuestro alrededor. Los camareros del garito de enfrente observan el éxito de 'hombrePalmas' con desesperación.
Como los hacía mamá.
Ni las migas.
Lo de beber cada día no está hecho para mí. Mucho menos cuando toca trabajar. Pero eso sí, para viernes y vacaciones, me parece la manera perfecta de desonectar. Barato, sin pompa ni reverecias. Trato cálido, uena comida, aire libre y la gente que de verdad, convierte la velada entre linternas y plásticos, en algo especial.
Ubicación:Schreygasse,Viena,Austria
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