Me gusta el olor de la lavanda. Suelo optar por los perfumes más dulces, pero debo reconocer que nada me calma como estas pequeñas hojas provenzales, sea en crema, en saquito o en spray.
Hoy, es uno de esos días en los que la necesito de verdad. Cansada, con la tripa vuelta del revés por el viaje, nerviosa por el examen de mañana (JLPT5) y dolida por alguna amargura que me toca escuchar. Pero bueno, en 7h aterriza Calle, poniendo fin a mi inherente soledad. Supongo que sólo me queda tratar de dormir y olvidar, que para bucles melancólicos tiene el mundo suficiente con los de mi papá.
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Ostras, que bueno Claudia! En la avenida de mi casa hay plantadas lavandas y en especial por esta época huelen bastante bien. Hace días que recojo un ramillete y me lo traigo a casa para ponerlo en mi cuarto. Disfruta y ya nos cuentas!
Te veo por twitter. :-)
xo
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