Antes de cenar, pasaremos a dar gracias por los alimentos, en el templo del barrio.
Verduritas a la parilla.
Nuestros yakitori favoritos (corazones, hígado y estómago de pollo; tomates envueltos en bacon)
Todos salen más que satisfechos de cualquiera de los millones de restaurantes que rodean nuestra casa.
Cualquiera que me conozca, sabe que los restaurantes no son lo mío. En vacaciones, en viajes de trabajo, en mi día a día, me veo envuelta en escenas de frustración que se repiten hasta la saciedad, menús sin nada que me sirva, dinero que en cualquier otra cosa me causaría más placer.
Por otro lado, me encanta vivir rodeada de vidilla nocturna. Que disfruto a diario, gratuitamente, con observar a la gente pasar. Las caras nerviosas del que se dirige a su primera cita, la ilusión de quien acaba de recibir un anillo de compromiso y la borrachera del que acaba de salir de una boda.
En cualquier caso, los amigos son razón suficiente como para que me apetezca salir a cenar, empezar un Sábado noche temprano y calentar motores, para la fiesta que luego llegará. Como siempre, queda claro que en Japón, el sushi es sólo una opción entre muchas más y que lo más popular, en ambiente festivo, son los izakayas o bares de tapas japoneses que sirven platos al centro y ofrecen barra libre de 2h por sólo 15€ (muy barato constatando que una cerveza/vino te sale a 6€).
Como véis todo es muy fresco y limpio, preparado a la parrilla. Sin más. Porque cuando hay calidad no hacen falta aditivos. Está delicioso… Tal cual.
Si yo os recomiendo Ebisu Nishi (cualquiera de los sitios en la calle que comienza donde el KFC, que se ve desde la salida Oeste de la estación de Ebisu, en JR Yamanote) vosotros, a dónde me mandaríais? Aunque sea una vez al año, apareceré por España...
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