La globalización se sostiene sobre finas hebras de vidrio.
Habrá muchos que ya sepáis esto… Así que podéis obviar este post, que resulta de una conferencia a la que he atendido esta semana, que me recordó que el mundo que conocemos es tan frágil como una fibra de micrómetros.
Internet. La explosión que llena de oro los bolsillos de Google, Apple y Facebook. La llave a la información, la libertad de expresión o el data mining más gratuito. Donde lo que dices se vuelve en tu contra en forma de anuncios supuestamente personalizados y búsquedas adaptadas a las preferencias que llevan monitorizando durante estos años, sin que te des cuenta.
Muchos se maravillan acerca de lo cortas que son hoy en día las distancias. De cómo los amigos al otro lado del planeta te contestan al WhatsApp instantáneamente. Quizás no tantos sean conscientes de que la banda ancha y las comunicaciones móviles (que realmente con la llave al resto del globo) corren a la velocidad de la luz, literalmente. Mediante pulsos ópticos que se propagan a lo largo de varias fibras que transitan las profundidades del océano. Esta web os acerca los detalles de dichas líneas, entre las cuales cabe resaltar al FLAG, un cable de casi 30000 km que da la vuelta al mundo.
Si todo esto empezó con los cables telegráficos (1851, el primer cable entre UK & Japón fue instalado) es bastante justo decir que las cosas no empezaron a volar hasta que la fibra hizo aparición (de la mano del protocolo mágico - internet).
Durante el terremoto del año pasado, Japón experimentó problemas con las comunicaciones. Sin embargo no fueron tan grandes como se esperaba gracias a que las landing stations - que conectan el cable del mar con los cables en la tierra - estaban situadas en zonas poco afectadas por el tsunami. Fue inevitable que algún cable se rompiera. Pero NTT mandó al barco y en unos meses, la fibra estaba renovada y se restauraban las comunicaciones por las rutas principales. No, estos cables no se acarrean sino que se fabrican a medida que se van colocando en el mar.
Así que ya sabéis. Vuestro móvil habla con una de esas antenas en los edificios, que en algún punto se conecta a una red de fibra… Que quizás, conduce palabras como éstas, al otro lado del mundo.
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