Con tristeza en el corazón dejamos Moorea & emprendemos el viaje al centro espiritual de la cultura Polinesia, Raiatea. Que está encerrada junto a Taha'a - donde prolifera la Vainilla - en el mismo lagoon y tiene un templo del cual se cogían piedras que servían de base a nuevos templos en otras islas.
El caso es que hemos pasado de estar en un bungalow a pie de playa a uno perdido en un monte. De hecho Tamaeva no es un hotel tradicional, sino más bien una familia con demasiado terreno en su jardín que lo ha adecentado para sacarse un dinerillo en huéspedes. Sólo agua fría. Pero con el encanto de sentirte solo en medio de la jungla.
Nochebuena. Una isla pueblo. Todo cerrado. Pesadilla de "ahora, donde cenamos?".
A una mala, siempre nos quedan las barritas de proteínas que solemos comer on-the-go. Pero antes de tirarnos a esa opción, hemos decidido probar el renombrado restaurante del Opoa Beach Hotel (PK 37, Raiatea). Supongo que os imagináis nuestras caras al llegar y "oler comida".
- Tenéis que coger el menú Navideño, no hay más opciones.
- Lo que sea.
Quién nos iba a decir que acabaríamos yendo de boda... Tres horas después, aquí seguimos. Tratando de digerir. Os dejo con el menú de la noche, para que vean en casa que no mato a Enrique de hambre ;)
Feliz Navidad.
Bocadito de ancas de rana.
Sorbete de foie, lonchas de foie, crujiente de foie y verduritas. Balsamico. Estrellitas y mini-tiarés.
Ostras, blinis, caviar.
Mahi-mahi del lagoon con tagliatelle & estragón. Crujiente de sésamo.
Sorbete de limón y cava. Cambio de aires.
Pera al vino de Tahití y vainilla. Crujiente de Taro. Verduritas. Cerdo de la isla.
Crema de queso con mermelada de castañas.
La copa Gigante con fresas, macarrons, frambuesas, sorbete, merenque, chocolate negro, helado de tiaré y salsa de vainilla. Es una pena, pero tras tanta comida se ha quedado casi todo ahí...
Mal empieza lo que bien acaba a veces. A todos, Feliz Navidad desd Raiatea.
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