
Anteayer me enteré de que hoy era festivo en Tailandia. Una coincidencia mágica que me permite hacer la maleta, firmar el contrato y mudarme, todo en el mismo día. He tenido algunos problemas con mi banco esta semana (habían puesto el límite diario muy bajo) con lo que estoy un poco nerviosa, espero poder hacer la transferencia de dos meses de alquiler sin problemas desde mi móvil.
Así, entre el coñazo de las walkie-talkies de las señoras de la limpieza, alguna llamada de curro - aquí se pringa hasta en vacaciones, pero no te pagan extra - y las canciones alegres de Daddy Yankee - que levante la mano quien se ponga melancólico escuchando el Limbo - he pasado la mañana, devolviendo mis pertenencias a las 4 maletas en las que llegaron hace casi un mes.
Febrero es un mes corto, pero éste en particular ha pasado muy lento y a la vez muy rápido. Parece que llegué ayer, por otro lado han pasado tantas cosas (incluyendo visitas de amigos, mucho trabajo, viaje a Bangladesh, clases de baile, mi primera pool party y un par de noches de lo más pintoresco) que tengo la sensación de que me ha cundido mucho el tiempo.
Tras pasar una semana con la paranoia de si me estaban timando, el ver las fotos que la real estate agent me ha mandado esta mañana acerca del inventario me ha tranquilizado bastante - si es un timo desde luego se lo han currado muchísimo. Como era de esperar, a punto de pedir el Uber para salir de aquí sin mirar atrás me asaltan las dudas - habré elegido bien? debería haber optado por el de dos habitaciones? Story of my life. Por supuesto, opto por escribir que es un poco mi terapia.
Me noto más tranquila y contenta, creo que en gran parte gracias a sentir que voy tomando control de la situación, tanto en el ámbito laboral como en el personal, todo va encontrando su sitio.
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