Precio de la felicidad, en La Modelisa.
Hace una semana me peleaba por los pimientosflor con Alvi, mientras picoteábamos quicos de sésamo, esos sí, los que le gustan a Vero. Hace una semana Adri llevaba un lazo, un ciego bastante majo y yo mi caja de ángeles, llena de sueños. Fruta en la nevera, en la ensalada y amigos en la mesa. Noche de Pictionary. De risas, de gente que no para quieta - que siempre fuimos así, de envolverme en la manta, de Cheme llamando y nosotros, diciéndole que no...
Pues hoy, que ha salido el sol, he estrenado mi vestido. Con mis calcetas. Con un short debajo. Con miradas atónitas del plasta del iraní que se ha emperrado en acompañarme a casa - y esperarme a que comprara pepinos en el ICA de Bergshambra.
Pero bueno, me la pela, porque os siento un poco más aquí y un poco menos allí.
Porque miro al espejo y veo ese pelo recién cortao, porque en la estantería me espera la caja de las emergencias y porque, tengo los deberes más o menos, hechos.
Pastillas para dormir, though. Y laundry mañana. A las 8:30. Casi las once y sin cenar.
Perdiendo el tiempo escribiendo el blog. Pues que todas las pérdidas sean como esta, o al menos, que me liberen tanto. Una es humana y los cambios radicales - a peor, nunca sientan demasiado bien.
Arriba la Modelisa, los findings de Alvi y las terrazas a 28ºC.
Abajo Eselcolmo, el 178 lleno de Pakis, los 2ºC de camino a casa y las fresas podridas del ICA.
Nadie me dijo que perseguir mi cometa fuera fácil. Pero con vosotros cerca, lo es un poco más.
Miss u. Pero con el corazón lleno de alegría y la cabeza levantada, con ánimo, soñando con la próxima. El viernes que viene no me iré, pero él, vendrá.
Algo haremos. Que también lo merece.
Hace una semana me peleaba por los pimientosflor con Alvi, mientras picoteábamos quicos de sésamo, esos sí, los que le gustan a Vero. Hace una semana Adri llevaba un lazo, un ciego bastante majo y yo mi caja de ángeles, llena de sueños. Fruta en la nevera, en la ensalada y amigos en la mesa. Noche de Pictionary. De risas, de gente que no para quieta - que siempre fuimos así, de envolverme en la manta, de Cheme llamando y nosotros, diciéndole que no...
Pues hoy, que ha salido el sol, he estrenado mi vestido. Con mis calcetas. Con un short debajo. Con miradas atónitas del plasta del iraní que se ha emperrado en acompañarme a casa - y esperarme a que comprara pepinos en el ICA de Bergshambra.
Pero bueno, me la pela, porque os siento un poco más aquí y un poco menos allí.
Porque miro al espejo y veo ese pelo recién cortao, porque en la estantería me espera la caja de las emergencias y porque, tengo los deberes más o menos, hechos.
Pastillas para dormir, though. Y laundry mañana. A las 8:30. Casi las once y sin cenar.
Perdiendo el tiempo escribiendo el blog. Pues que todas las pérdidas sean como esta, o al menos, que me liberen tanto. Una es humana y los cambios radicales - a peor, nunca sientan demasiado bien.
Arriba la Modelisa, los findings de Alvi y las terrazas a 28ºC.
Abajo Eselcolmo, el 178 lleno de Pakis, los 2ºC de camino a casa y las fresas podridas del ICA.
Nadie me dijo que perseguir mi cometa fuera fácil. Pero con vosotros cerca, lo es un poco más.
Miss u. Pero con el corazón lleno de alegría y la cabeza levantada, con ánimo, soñando con la próxima. El viernes que viene no me iré, pero él, vendrá.
Algo haremos. Que también lo merece.
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