Puede que me venga de familia.
Suerte, Artemio.
Los especialistas en pruebas de ultrafondo tienen una máxima: "No podemos correr más rápido, pero sí más kilómetros". Por eso, cada año, estos atletas, que no ponen límite a su cuerpo, se marcan metas más ambiciosas. Quieren probarse a sí mismos en una lucha donde lo más importante no son las piernas, sino la voluntad y el tesón para seguir adelante.
Es lo que mueve a Artemio Echeverribar y Alfonso García, dos zaragozanos que hace un año decidieron lanzarse a preparar una de las carreras de larga distancia más duras del mundo, el MDS, 'Marathon des Sables' (maratón de las arenas), que se desarrolla es el Sahara surmarroquí, del 27 de marzo al 6 de abril. Una prueba que se ha convertido en emblema de superación para 850 deportistas, de más de 30 países, que concurren en un auténtico desafío salpicado de osadía, compañerismo y aventura. El próximo jueves, los dos atletas se desplazarán a Madrid, y tomarán un avión con destino a Casablanca, primera escala de un viaje que continuará hasta Ouarzazate, la puerta del desierto.
La cuenta atrás para la cita ya ha comenzado para los dos aragoneses. "Con nervios", reconoce Echeverribar. Con 16 años se aficionó a correr con los colores del Scorpio, y en la madurez de los cuarenta "encuentro un jugo al sacrificio deportivo". Hace dos años cayó en sus manos un libro escrito por Dean Karnazes, un empresario norteamericano que dejó una exitosa carrera para lanzarse a devorar kilómetros hasta convertirse en un mito vivo del maratón.
Entonces hizo un "acto de fe" y se lanzó a la carrera: bajó su peso de 100 kilos a 70, abordó carreras de mediofondo y fondo, se puso en manos del reconocido fisioterapeuta Paul Knapp que le preparó un plan de entrenamiento y resistencia, y se propuso un reto superlativo: finalizar los 245 kilómetros programados, y repartidos en seis días (con etapas de 20 hasta 80 kilómetros), por el desierto del Sahara, con temperaturas extremas que rozan los 50 grados y descienden en el mercurio hasta el cero. "Mentalmente tengo facultades para sufrir", dice Echeverribar, siguiendo el dictado de Karnazes: "Es mi cabeza lo que me hace continuar".
Via El Heraldo.es
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