Mañana duermo en un hotel cuyo nombre es más largo que el mío. Creo que le sobra categoría para lo que yo necesito, de igual manera que me sobra cama en esa kingBed que tengo para mí sola. Es irónico. Muchos sueñan con viajar, hablan de lo que les gustaría ir aquí y allá. Cuando ofreces hotel gratis, en short notice, la cosa no es tan sencilla.
Si no te sobran responsabilidades, te falta dinero, tiempo o las dos cosas. Como a mí esta semana. Que pasará a la historia por los días de jornada y media donde te despiertas inflamada, con la nariz taponada, para sentarte en un meetingRoom, arrastrarte hasta la oficina y levantarte, de esa puñetera silla 10h más tarde.
Dormirte en el trabajo o no respirar. O lo que es lo mismo, loratadinar o no loratadinar. De los kg que pesan cada día más, mejor ni hablar. Pero bueno. Al menos en esta semana he aprendido a decir que no.
Lo siento, pero me voy. No. Alguien quería cancelarme el viaje para dar prioridad a otras cosas - a su juicio - más importantes. Todo vendrá, créeme, pero no pienso renunciar a esta oportunidad de conocer cómo funcionan las cosas más allá de nuestras cuatro paredes tan fácilmente. Me enriquece, tanto personal como profesionalmente y, a buen seguro, dejará un recuerdo tan imborrable como Beijing.
Lo siento, pero me voy. Me he quedado corta de reflejos, pero ya no volverá a pasar. Es triste, pero nadie se pasó las tardes muertas explicándome paso a paso cómo tenía que trabajar. Me tiraban plantillas a la cara, me deseaban buena suerte, me corregían cuando había hecho algo, pero nunca me indicaban como empezar. Eso era cosa mía. Y ahora que soy yo la preguntada, qué hago? Pagar con la misma moneda? No. Me quedo como una subnormal a escuchar peroratas que no me interesan lo más mínimo, en lugar de centrarme en mis asuntos prioritarios, en lugar de irme a mi puta casa, a correr, a hacer la maleta o a lo que me dé la gana. Porque si apareces en la oficina a las 10+ es cosa tuya. Si no te mueves tanto como yo, también. Pero no pretendas que haga tu trabajo. Porque no va a pasar. Espero que dos días basten, porque es todo lo que conseguirás de mí... Hasta que mi pila de pendientes se vacíe por completo.
No es egoísmo, sino supervivencia. Dos días que me han dejado tan exhausta como para no llamar a mamá. Eso hacía demasiado que no pasaba.
Me voy a Chicago. Con la ilusión de aprender, de ver a los demás, de tomar un respiro, de salir de la oficina, disfrutar del calor para volver poco jetLaggeada y totalmente recargada. Por la que se me viene encima. Lo voy a necesitar.
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