De repente.
Exactamente igual que apareció en nuestras vidas, para revolucionarlas con el glitter que les faltaba, me he encontrado esta tarde con David. En Slussen, al salir del METRO amargada por jornadas laborales solitarias - poco productivas - dolor de estómago, tirón en la espalda y sueño. Yo, que sólo quería comprarme una mascarilla y largarme a empaquetar he terminado con el moreno más sexy y un vino en la mano, contemplando el atardecer en la cool terraza de Ljunggrens.
Dos sorbos, tres carcajadas y cuatro miradas más tarde, todo cambia de color. Ya no recuerdo los sollozos impotentes a solas en la oficina, ni el sentimiento de no haber hecho lo suficiente, ni tan siquiera el cansancio que te dejan los desarreglos intestinales continuados. Sólo me queda el buen sabor de boca que deja despedir la ciudad junto al más grande.
Me voy con una sensación extraña. No es ilusión, más bien intriga sobre lo que va a pasar en el apartamento para tres. Con Enrique, su amigo el escalador nato y el otro casado que consigue llevarse hasta su familia, con tal de no perdérselo. No. No son las vacaciones con amigas que me harían falta. Pero bueno. Disfrutaré de ellas tanto como pueda. Sólo quiero descansar. Estar tranquila. Con un ritmo constante. Si presiones, sin sobresaltos, sin trajín. No hace ni una semana que aterricé, ya estoy embarcando.
Es irónico. El otro día escuchaba a mis amigas comentar lo que meten y sacan de la maleta, mientras pensaba para mis adentros en que, si yo necesitara (al menos) una semana de anticipo para planificar lo que me llevo y no... Tendría que empezar a hacer la maleta al cruzar el umbral de la puerta :P En fin, cada uno tiene su vida e intenta ser feliz a su manera.
Veremos qué sale de todo esto.
1 comment
Y donde te vas? ZGZ ?
Besitoooos
Post a Comment