"The provocation this time can be regarded as an invasion of South Korean territory. In particular, indiscriminate attacks on civilians are a grave matter"
- Lee Myung-bak, South Korea president
El viernes sale mi avión. Sobre las 13, Finnair. El camino más corto a Asia, el vuelo más confortable que podía reservar. Hacia ese país que tanto me atrae, por el que siento tanta curiosidad. El Kimchi, el hangeoul, el japónSinJapón, el encanto de lo desconocido.
Cuanto más leo sobre Korea (del Sur) más ganas tengo de verlo en directo. Invadidos por Japón en 1910, divididos por el meridiano 38 como decisión salomónica en 1945 (à la Israel), destrozados por la guerra civil que lo arrasó todo del 48-53, se vieron en un alto el fuego (armisticio) y empezaron desde cero. El Norte se quedó con la Industria, el Sur, con las pobres granjas. Pero los gobiernos derechistas que favorecieron el desarrollo económico de grandes corporaciones consiguieron levantar el país hasta la situación envidiable en la que se encuentra hoy. Parte del G-20, el tercer país en patentes registradas que provee al mundo de pantallas y móviles, a través de Sasmung y LG.
Seúl. Tiene que ser alucinante. La capital del Kimchi. La banda ancha. Los rascacielos. Las pagodas. Los templos. Los palacios. El yongsan market. El río Han. Cuya melancolía cobra sentido, al menos a lo largo del día de hoy. Desde este momento y hasta que el tifón se calme, se trata de una urbe en peligro, que puede convertirse en objetivo principal de guerra. A un tiro de piedra de la isla con fuegos artificiales. Como el que va de Zaragoza al Pirineo, igual de cerca cae Yeongpyeong de Seul. Habrá quien disfrute con la nieve, lo mío es el riesgo.
Será que tanto ver The Pacific me está traumatizando o que el spam continuado de "noticias de última hora" no ayuda a dormir tranquilo, pero empiezo a darle vueltas a la cabeza.
Mi madre me obsequia con sus sabias palabras: Aunque no haya muchas balas volando, como te alcance una, se ha convertido en la Tercera Guerra Mundial. Enrique me pregunta si el viaje sigue en pie. Yo medito acerca de cuál ha de ser la gota que colme el vaso. Esperaremos una directiva de no viaje que venga de capas altas de la empresa?
No sé. No estoy acostumbrada a ser una niña asustadiza, de esas a las que el miedo les paraliza. Será que crecí en La Jota, como Kase-O, pero no me acojono fácilmente - co. Veremos cómo evolucionan las cosas a lo largo de la semana, quién sabe, quizás me quede a vivir el snökaos en directo, después de todo.
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