En Lonely Planet Andalucía recomendaban visitar Vejer de La Frontera. Así que, matando dos pájaros de un tiro (el de seguir a la guía, que suele acertar y el de seguir a los locals que saben lo que se dicen) pasamos la tarde recorriendo sus callejuelas.
Un típico pueblo blanco, para algunos, que se convirtió en una sucesión de momentos mágicos para nosotros. Caminar callejuela arriba, hasta ver esos Molinos que coronan el pueblecito, ser saludada por un caballo y cenar entre jazmines en flor, en el sitio más romántico del mundo.
Tan mal que se habla del Islam hoy en día, me da a mí que los árabes, sabían demasiado bien lo que se hacían.
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