Desde la coronación de Enrique como próxima reina Kitty, les deseamos unas felices fiestas.
Cuando parecía no haber esperanza en ese agobio consumista, en el que terminabas harto de cenas, nunca sabías qué ponerte, ni a dónde ir ni qué cojones regalar, nos marchamos de España y el expatriamiento le devolvió el sentido a la Navidad. Todavía recuerdo el primer viaje a casa, cuando quedé con Enrique en London Standsted y volamos juntos, a nuestra Zaragoza natal. Donde esperaba Calle, que venía de Roma, así como Vero y Dani, listos para irnos de fiesta nada más llegar. Blanca había vuelto de Glasgow. Todos teníamos mucho que contar.
Los años fueron pasando, pero la historia se repetía, cada vez más. Llegaba el frío a Estocolmo y los findes de Diciembre se llenaban de la ilusión del que espera el gran reencuentro por Navidad. Regalos para todos, muchas ganas de estar. Porque cuando no los tienes cerca, basta con eso… Con estar. Dar vueltas por el Paseo Independencia, arriba y abajo como unas pipis; ver El Belén y La Cabalgata; cenar con La Fila y salir al cine - o mejor dicho - a perejilear en general con mamá.
Hay mucho que se ha quedado allá. Para los que se dignen a leernos en un día tan especial, sólo os queremos mandar un abrazo fuerte. Estamos bien, creando una familia virtual con los otros expats de la ciudad e intentando no dramatizar. Es extraño. Este año, no encuentro nada que realmente me haga ilusión recibir por Navidad. Sabiendo que enviar a todos los que importan por DHL no es posible, prefiero seguir trabajando, como cualquier otra semana más. Nos cuidaremos el uno al otro, así que haced lo mismo por allá.
Si el día no materializa mis sueños, será cuestión de cerrar los ojos… Y que se hagan realidad.
1 comment
Feliz Navidad Claudia! :-)
Best,
Vince.
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