Las bodas en Japón son algo cargado de tradición. Hoy en día, el 50% de las parejas que pasa por el altar, lo hace de acuerdo a la tradición shinto que irónicamente, supone un alto grado de complejidad, para contrastar con el zen minimalista que parece predicar. El día comienza temprano, con la pareja y sus allegados siendo acicalados en el salón de belleza de turno.
Como es evidente, el caso de la novia es extremadamente complejo. Como si fuera poco con el maquillaje, el kimono, la peluca y el tocado, la novia se prepara para varios cambios de ropa en el gran día. Lo cual implica que la novia, es la primera en llegar, unas dos horas antes que la ceremonia dé comienzo.
Una hora antes de la ceremonia llegan el novio y los invitados. Cuando todos están formalmente arreglados, la novia y el novio se separan para reunirse con sus respectivas familias en salas de espera. Aquí, el kaizoe (asistente) informa a la parentela de la sucesión de eventos planeados y de ahí, todos se retratan pues las fotografías representan el futuro de la vida en pareja.
Tras las fotografías, novia, novio y familiares, se dirigen a la capilla Shinto, donde la ceremonia tiene lugar. El sacerdote los purifica y su union, se hace efectiva cuando intercambian copas nupciales de sake (san-san-ku-do). Hoy en día, es popular intercambiar anillos y votos, costumbre importada de Occidente.
Una vez casados, la celebración da comienzo en uno de los múltiples salones de Boda de la ciudad. Durante 2 horas, exactamente, los invitados (amigos, familia & colegas) son entretenidos por las entradas de la pareja en diferentes atuendos. Este proceso se llama oironaoshi y representa la transición a una nueva vida, la de casados.
Todo comienza con el nakodo que es una pareja estable, representando la solidez del matrimonio, entrando junto a os novios envueltos en una nube de humo. De ahí, al kanpai a partir del cual el alcohol y la comida fluyen. Hay Waltz, discursos, cambios de ropa, corte de tarta y ceremonia de velas, en la que la pareja enciende las velas en las mesas de todos los invitados.
El regalo más común es dinero en efectivo oshugi que los invitados entregan en bellos sobres, de los que hablamos un tiempo atrás. Pero lo mejor, es que los invitados reciben un gran regalo hikidemono (引き出物) así que nadie se va con las manos vacías.
Un circo muy caro, con el precio total (sin contar viaje de novios - aunque sea probablemente el evento más caro, en el que se compran cosas locas como Rolex, para toda la vida) alrededor de los 5 millones de yen (unos 50000€ que viene a ser el triple que en España).
Cuanto más tiempo pasa, más me alegro de haber montado en metro el día de nuestra boda, de haber disfrutado de tener a esos seres tan queridos cerca, de ir cubierta de creaciones de las manos de mi madre y mis geniales amigos. El día perfecto existe, pero no se compra en Pronovias. Sólo puedes obtenerlo a través de esa gente que te quiere de verdad, que hace todo lo posible por acompañarte y que convierte tu casa, en el salón más exclusivo, en el club más cool de la ciudad.
Gracias, a todos los que hicisteis de aquel día, algo tan memorable. Este año se me casa gente aquí y allá, espero que lo pasemos genial… Sin que nadie se tenga que arruinar. De hecho, ahora que lo pienso, quizás merezca la pena hacer un wedding special.
A alguien le pica la curiosidad?
2 comments
por supuesto!!!
A mi me pica mucho ! :)
Muchas veces las cosas más sencillas son las más bonitas... este año tengo la suerte de estar invitada a una boda en Toronto, en la casa de un amigo, con hoguera nocturna incluida ! y dormiremos en tiendas de campaña ! :)
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