The big head, in the West Exit.
14:00 PM - Shibuya crossing.
Colorful sale in 109 (the Gal clothing mecca - refer to Popteen, Egg and the likes)
Mimosin trip to Dubai.
Tras unos cuantos meses en Tokyo, te haces a la gente. No te resultan agobiantes, ni fotografiables. Forman parte de tu entorno, igual que la Yamanote o las 300 tiendas de Prada esparcidas por la ciudad. De ahí que cuando sales del país brevemente, lo aprecias mucho más. Porque ni el color, ni el gentío, ni la armonía entre los puntos que componen esta marea humana son normales y de ahí, que tengan un encanto descomunal.
Tokyo no es una ciudad gris, ni estresada, como dicen las leyendas urbanas. Hay gente, mucha gente. Hay tiendas, pero rambién parques. Rascacielos y casas bajas. Avenidas y backstreets. Todo tiene su cara y su cruz, pero lo que no cambia es la manera en la que todos se respetan mutuamente, son limpios y conviven, en una inspiradora armonía de la que occidente tiene mucho que copiar.
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