El otoño es una época maravillosa para visitar Japón. Igual de encantador que con los cerezos, pero mucho menos petado de gente, siempre y cuando evites las vacaciones nacionales (como el día del trabajo por ejemplo) en los que todo el país coge vacaciones. Siendo residentes, no nos queda otra que morir al palo.
Aunque cansados, este finde en Hiroshima ha sido el primer "puente" que pasamos juntos en el 2012. Parece exagerado, pero constatando que cuando no trabajaba uno, trabajaba la otra o teníamos visita, el caso es que no habíamos pisado Hiroshima y sus escénicos alrededores.
Lo iremos desglosando poco a poco, como siempre, pero aquí os dejamos el aperitivo de lo que 3 días y 2 noches dan de sí... Cuando las pasas en la mejor compañía.
Cievos en la isla de Miyajima, un mágico lugar a 30' de Hiroshima.
Arcoiris tras la lluvia que nos pilló subiendo el monte Misen en Mijayima, totally worth it.
Ruinas del castillo de Hiroshima.
Monumento a las víctimas del incidente más atroz de la historia. La bomba da que pensar, tanto como la sinrazón del Gobierno que llamaba al "millón de muertes con honor" o esos Estados Unidos que todavía, hoy en día, tienen suficiente armamento como para destruir la vida en el planeta.
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