No hay mal que por bien no venga. Encontrarnos con la ruta de Kalalau cerrada por la policía rastreando a quien había intentado asesinar a una pobre turista nos dio mucho tiempo extra en el día dedicado al Norte de Kauai.
Dimos marcha atrás sobre lo andado y recorrimos la carretera 56 de vuelta a casa, parando en todos los puntos de interés. Así descubrimos playas y cuevas, con mucho encanto, que de otro modo no habríamos tenido tiempo de inspeccionar.
Ke'e Beach empieza en el mismo punto que las rutas de senderismo. Recordáis Polihale? La playa larguísima que terminaba en los acantilados? Bueno, pues Ke'e empieza al otro lado de Na Pali.
Aunque no vimos ninguna foca monje (están en grave peligro de extinción, con poco más de 1000 especímenes restantes) está claro por qué les gusta tanto venir a dar a luz y descansar en esta playa. Las focas hembra acarrean mucha grasa por un buen motivo: Para vigilar a su recién nacido en todo momento, las madres ayunan durante las 6 semanas tras dar a la luz. Eso sí que es dieta post-parto! Ni Victoria Beckham.
A pesar del socorrista, pocos se bañan dada la fuerza de las corrientes.
Dejamos Ke'e atrás y nos detuvimos, brevemente a contemplar la cuevas de Waikapala'e y Maniniholo. Una es húmeda, con lo que se puede observar desde el exterior, mientras que en la segunda es posible entrar, a dar un paseo por el agujero en la roca.
Waikapala'e Wet Cave
Turistas que se creen tarzán.
Mientras nosotros continuamos hasta Makua Beach, conocida por los túneles formados en las rocas de sus aguas, donde es posible ver muchos peces de colores. Esta vez pasamos del snorkeling, ya que la corriente parecía ser demasiado fuerte.
Es importante entender que Kauai es la isla al extremo Oeste del archipiélago, razón por la que las mareas la azotan de una forma especialmente considerable.
Media vuelta y hacia la cueva.
La gran pared de Maniniholo termina en este agujero en la roca, donde es posible cruzar hacia el angosto espacio de menos de 2m de alto y unos 20m de ancho.
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