Los que me seguís en instagram sabéis que desde mediados de Abril, llevo un año muy ajetreado. Familia de visita, mudanza, viaje a Estambul, boda y de repente... Me veo tres semanas en Asia, dos por trabajo - Seoul y Taipei - y una por placer, en Tokyo.
Pese a ser la primera vez que volvía a esa ciudad que me robó el corazón desde que nos marchamos hace un año, lo he llevado mucho mejor de lo que esperaba. Quedando con mis amigos de allí, conociendo a nuevos hijos y haciendo todas esas cosas a las que te acostumbras cuando vives en un sitio unos años y que tanto echas de menos al irte - como caminar hasta caer rendida o pasar el rato observando a la gente - pero sin dramas. De alguna manera, me he dado cuenta de que el mundo es muy grande, la vida es muy larga y mudarse a un país es tan fácil como buscar un trabajo y hacer la maleta. Empleo en Tokyo no falta, así que será cuestión de afrontar el cambio... Cuando nos apetezca. De momento, en España empiezo a encontrarme bien. Por fin estamos en una casa donde nos sentimos a gusto y estos viajes que me traen a Asia por trabajo me ayudan mucho a conllevar las limitaciones de no residir en una urbe Asiática. De vez en cuando, se me concede la oportunidad de ir de compras, matarme a patear o sentirme perdida. Probablemente, esta sensación sea lo que más añoro, la de perderte... Para encontrarte a tí misma. La de vivir perdido, para aprender algo nuevo cada día. Pero bueno, estos años me han enseñado a apreciar las cosas que no podía tener en Japón - pero que también pesan, como ver a mis amigos y a mi familia más de una semana al año.
El caso es que, hasta ayer a las 4PM yo pensaba en volver a España en el vuelo nocturno del Viernes, justo a tiempo de celebrar con mi madre - que anda esperándome en Málaga - su 70 cumpleaños este domingo 28 de Junio. Ir a comer a un restaurante mono, como Croma - que por cierto os recomiendo - y pasar la tarde viendo el show final de mi escuela de baile - por fin lo he retomado! - que van a partir el escenario de Torremolinos a las 18:30 de ese mismo día.
Aparte de estar con ella un día tan especial - algo que no había pasado en los últimos 5 años - quería demostrarle que gracias a su apoyo incondicional, por fin empiezo a salir del agujero en el que me hundí al volver a España. Creo que ya he aceptado el entorno en el que vivo, pese a ser radicalmente diferente a mi vida en Tokyo. En gran parte, este éxito, se lo debo a ella. Por ser la que siempre está ahí, la que siempre coge el teléfono, la que nunca me juzga, se limita a escuchar y a animarme a perseguir mis sueños, encajen o no con la visión que "la gente" tiene de "lo que debería estar haciendo a mi edad" o "la ropa que debería llevar" o "cómo me debería comportar".
Aunque se hayan cruzado los planes con las responsabilidades laborales, te dejo estas fotos para que veas lo mucho que se parecen Tokyo y Taipei. Para que veas que estoy tratando de aprovechar el find y sonrías un poco con las locuras locales. No voy a dejarme llevar por la tristeza de que no me salgan las cosas como las había planeado, sino que voy a recargar pilas para celebrarlo el finde próximo, cuando por fin... Estemos juntas.
Hasta entonces, muchas felicidades mamá... Te quiero.
Aunque se hayan cruzado los planes con las responsabilidades laborales, te dejo estas fotos para que veas lo mucho que se parecen Tokyo y Taipei. Para que veas que estoy tratando de aprovechar el find y sonrías un poco con las locuras locales. No voy a dejarme llevar por la tristeza de que no me salgan las cosas como las había planeado, sino que voy a recargar pilas para celebrarlo el finde próximo, cuando por fin... Estemos juntas.
Hasta entonces, muchas felicidades mamá... Te quiero.
La zona alrededor del Taipei 101 está plagada de centros comerciales, pero los niños se siguen comportando igual que en Chicago, metiéndose en las fuentes para huir del calor.
La influencia Japonesa en Taipei es ENORME. Desde encontrarte cosplayers hasta las tiendas más típicase (e.g. BRAND OFF, Mitsukoshi, Sogo, UNIQLO, MUJI, etc) o lo ordenado del urbanismo en Taipei.
Llevo 3 semanas de viaje y ayer estuve hasta las 3AM despierta, organizando la ropa que tienen que lavarme en el hotel (rollo camisas para ir al trabajo esta semana que apestaban a barbacoa coreana) y lavando otras cosas, como esta camiseta, a mano. Es lo que tiene hacer maleta para dos semanas y terminar quedándote tres...
En Taipei también hay scramble crossing, como en Shibuya. Aquí tienen a un señor que coloca todos los coches en fila de a uno, justo antes de darles la orden para "girar", momentos depués nos dará el paso a nosotros, los pobres peatones.
El Taipei 101 es tan grande que aunque te alejes, sigue dominando el paisaje durante un buen rato de paseo alejándote de su estación.
Las calles de Taipei son muy anchas, suelen tener unos 6 carriles con los dos del centro reservados exclusivamente para autobuses y taxis, como podéis ver en la imagen. Hay mucha gente que va en moto, a veces de tres en tres, y otros tantos que tiran de bicicleta. Los coches son mucho más comunes que en Tokyo diría yo, el ver tantas motos me recuerda bastante más a Tailandia que a Japón... Probablemente las líneas no sean tan efectivas como las de sus vecinos del noreste.
A veces, pasas de un tráfico infernal a encontrarte con un caminocito estacionado en medio de la carretera, tratando de vender mangos.
Muchas motos. Muchas tiendecitas de té, granizados y bubble tea. Por cierto, habéis oído hablar del bubble tea? En Daikanyama teníamos una tienda que lo vendía, pero creo que la primera vez que alguien me lo mencionó fue en Shanghai como hace unos 5 años. Se trata de una bebida que se inventaron en los años 80, donde se mezcla el té con unas bolas de tapioca - aka bubbles - que se supone que le dan un aspecto muy cool y un sabor delicioso (?) que nunca me he atrevido a probar - en Asia les encantan las cosas megadulces y cuando les pides algo sin azúcar, como el granizado de limón de la imagen, te preguntan unas 5 veces si estás seguro de quererlo sin azúcar... Así que no me fío nada de esas bolas...
Cartelitos de la policía te está extorsionando?
Y la nueva onda de ramos de flores, que ya descubrimos en KL inundando las aceras ahora que acaba de terminar el curso escolar.
De mercadillos pasas a Universidad, pero sin perder esa sensación de estar metido en algo enorme y sospechosamente vacío. Salvo cuandoel semáforo se pone verde, entonces sí que hay mucho tráfico de golpe, las calles están tan vacías como en Tokyo cuando te alejas un poco de la estación.
Un perfecto atardecer.
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