Mis Koulouri
Odio mi cuerpo. Odio estas agujetas que no me dejan bailar tanto como querría. Odio no ser tan ágil como las teenagers con las que comparto clase. Odio sentirme a ralentí respecto del tiempo acelerado de la música. Odio esta impotencia y no sé qué hacer para remediarlo.
Me paso el día enclaustrada, somnolienta y sin disfrutar del sol que asoma tan pocas veces en esta ciudad. Para qué? Para no hacer nada. Dos horas buscando una plantilla en la corporate web que podrían haberse reducido a 2 seg de haber sabido dónde mirar. Días malgastados en hacer cosas que no ayudan a nadie.
Me pagan, sí, pero no por ello deja de ser frustrante el pasarme los días preguntando qué puedo hacer? sin que nadie sepa qué contestar: No sé cómo hacer las cosas y explicarme cómo para luego tener que revisar lo que hago es mucho más costoso que hacerlo - si sabes cómo.
Así que cansada y sin ganas de nada me he ido a casa. A plegar la ropa que andaba tendida por la casa - ya que la secadora del nuevo edificio deja bastante que desear - a limpiar y cocinar unos panecillos. Quién me ha visto y quién me ve.
Como una puta maruja. En esto me he convertido? Dios, cómo odio esta vida carente de glam, sin cava bajo el sol, sin ver ni ser vista, sin todo eso que hacía cuando tenía vida, amigos con los que compartir gustos y reirme a carcajada limpia.
Pero bueno, supongo que eso conlleva la vida adulta, no? Responsabilidades. Y poder de decisión.
Cuando te haces mayor te conviertes en dueño de tu destino. Que se lo digan a Pablo, que decidió que ya valía de Estocolmo, que el 2009 pondría final a este suplicio y del que con sabor agridulce nos despediremos este finde por todo lo alto. 3 años aquí marcan y bueno, aunque sé que le echaré en falta, en el fondo estoy feliz por él - y un poquillo envidiosa.
Espero poder dormir hoy, no sé si soportaría otra noche medio en vela seguida de esa gris jornadas laboral. Harta de odiar y esperando que todo mejore, me voy a la cama.
Odio mi cuerpo. Odio estas agujetas que no me dejan bailar tanto como querría. Odio no ser tan ágil como las teenagers con las que comparto clase. Odio sentirme a ralentí respecto del tiempo acelerado de la música. Odio esta impotencia y no sé qué hacer para remediarlo.
Me paso el día enclaustrada, somnolienta y sin disfrutar del sol que asoma tan pocas veces en esta ciudad. Para qué? Para no hacer nada. Dos horas buscando una plantilla en la corporate web que podrían haberse reducido a 2 seg de haber sabido dónde mirar. Días malgastados en hacer cosas que no ayudan a nadie.
Me pagan, sí, pero no por ello deja de ser frustrante el pasarme los días preguntando qué puedo hacer? sin que nadie sepa qué contestar: No sé cómo hacer las cosas y explicarme cómo para luego tener que revisar lo que hago es mucho más costoso que hacerlo - si sabes cómo.
Así que cansada y sin ganas de nada me he ido a casa. A plegar la ropa que andaba tendida por la casa - ya que la secadora del nuevo edificio deja bastante que desear - a limpiar y cocinar unos panecillos. Quién me ha visto y quién me ve.
Como una puta maruja. En esto me he convertido? Dios, cómo odio esta vida carente de glam, sin cava bajo el sol, sin ver ni ser vista, sin todo eso que hacía cuando tenía vida, amigos con los que compartir gustos y reirme a carcajada limpia.
Pero bueno, supongo que eso conlleva la vida adulta, no? Responsabilidades. Y poder de decisión.
Cuando te haces mayor te conviertes en dueño de tu destino. Que se lo digan a Pablo, que decidió que ya valía de Estocolmo, que el 2009 pondría final a este suplicio y del que con sabor agridulce nos despediremos este finde por todo lo alto. 3 años aquí marcan y bueno, aunque sé que le echaré en falta, en el fondo estoy feliz por él - y un poquillo envidiosa.
Espero poder dormir hoy, no sé si soportaría otra noche medio en vela seguida de esa gris jornadas laboral. Harta de odiar y esperando que todo mejore, me voy a la cama.
4 comments
Uhmmm esos panecillos tienen una pinta muyyyy apetecible.
Yo contra el insomnio me tomo un infu relax .. aunque siendote sincera, ultimamente ni con eso duermo bien.
Buenas noches, a ver si duermes bien esta noche y sueñas con los angelitos.
Beso!
Es lo que tiene la vida adulta. Te empieza a gustar saber cocinar, el dinero parece q no cunde nada (no sé cómo si antes tenía menos me compraba tantas cosas y además salía), te haces más selectivo con los amigos (ya no quedas con todo perro pequeño)... pero te empiezas a ver más fea, cada vez necesitas más chapa y pintura para poder dejarte ver, no tienes tiempo de nada, y a veces... ni ganas.
Qué triste todo ésto, si solo tengo 26!
En el fondo estás orgullosa del aspecto de los panecillos..no nos engañes
Wonderful !
Chanit :)
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