Central Park

Magic light, almost a dream...

Jackie Kennedy Reservoir.

The Swedish marionette theatre.

Where John Lennon was shot

Columbus Circle.

Hay días en los que nada parece salir bien. Te levantas. Descubres que tu mundo se ha congelado de repente. Apareces en la oficina, donde una bola de nieve se desliza montaña abajo, crece y crece descontrolada, rueda hacia tí... Pero no hay nada que hacer para escaparte de ella. Es tu responsabilidad. Debes asumirla, aunque no tengas ni idea de cómo.

Maria Elena adelgaza por el stress. Leticia vomita. Y a mí, me da por las pepparkakor que Margaretha, nuestra asistente, ha dejado en la cocina de la oficina. Exacto. Las del iKea. Las planitas que apestan a gengibre. En este país, son un icono Navideño, al nivel del árbol o las luces de adviento que iluminan todas ventanas.

Intento tranquilizarme, respirar hondo y pensar que de una forma u otra, todo se arreglará. Me centro en lo único que puede salvarme y termino quedándome dormida ante esa soporífera especificación técnica (de más de 100 páginas). Lucky me, pues mis sueños me transportan a ese tiempo pasado que fue mejor, cuando el sol brillaba en mi cara y mis pies pisaban esa alfombra roja, de tonos otoñales y temperatura primaveral, que cubría Central Park.

Al volver a la consciencia, a mi mundo real, todo sigue como lo dejé aunque yo, me siento bastante mejor. Como muchas veces me han recordado, no somos dueños de nuestra circunstancia, pero sí de nuestras reacciones. Así que, si la vida te da chuzos... Pícalos y tómate un cocktail a mi salud!

Pensar en las circunstancias me trae de vuelta al finde, las extrañas historias de mi familia y sus encuentros en la tercera fase o más bien, en Berns, el domingo pasado. Pero cómo terminé cenando allí con mi tío noruego, su marido cubano y su suegra, es otra historia... Para mañana.