Hace dos años quemaba la noche tres veces por semana. Ahora, me paso los días trabajando y mi tiempo libre, corriendo. Sí. La vida adulta. Trabajo, tenemos una casa, un préstamo y responsabilidades. Pero yo, todavía no paso los 25. Me pregunto por qué, si siempre necesité bailar para ser feliz, llevo tanto desde Nochevieja sin hacerlo.
Lamentos, al no tener a esa moña - sí, va por tí - que comparta gustos y me saque de vez en cuando, a taconear música comercial. Coño, que no pido nada más que los cuatro beats que todos nos sabemos en un garito decente de Stureplan. Cada vez es más complicado organizar vacaciones con amig@s y, si tuviera que escuchar al colleague con el que comí el jueves, debería quedarme preñada. La vida adulta. La lleva clara. Tengo demasiado por descubrir y poco claro que, en algún instante remoto de mi vida, quiera cargarme con ese peso... Del que no te puedes deshacer fácilmente.
Me han repetido unas cuantas veces que acarreo demasiado sobre mis hombros. Supongo que el tener padres mayores me hizo madurar más deprisa, que el rodearme de gente mayor que yo, sólo lo aceleró y que el mudarme aquí puso la guinda al pastel. Sólo por una vez, me gustaría dejarlo todo de lado, soltarme la melena. Ser irresponsable. Salir de fiesta. Pasarme el domingo vomitando y olvidar lo de limpiar la casa. Me siento como una maruja, mirando vídeos en youtube, bailando sentada y recordando aquel tiempo pasado que fue mejor. Exploto. Pero mañana volverá la lluvia, se me pasarán las ganas de salir, me daré cuenta del poco cash que tengo en la cuenta y todo esto se me habrá olvidado.
Aun así, no puedo evitar echarme de menos. Quién era. Arreglarme. Salir a bailar.
Parece que es demasiado pedir, ni por un sólo día... Cuando vives en esta ciudad. Cuando Stina sigue en NY y el resto, desperdigados por Europa. Esperemos que las nuevas incorporaciones hagan bloque y recuperemos las buenas costumbres, aunque sólo sea de vez en cuando.
1 comment
Has descrito exactamente la manera en que me siento yo ahora mismo. Espero que podamos soltarnos la melena pronto, aunque sólo sea por un ratito...
Un beso, Clau.
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