From the tree...
Aunque ayer noche pisara la calle a -2C, eso no impide que las manzanas resistan en la rama, disfrutando de los últimos rayos del sol otoñal. Cada Domingo, salgo a pasear por Djurgården, disfrutando de un tiempo seco que poco ha de durar. Si en Umeå ya han caído los primeros copos, me da la sensación de que no tardarán demasiado en llegar.
Las hojas rojizas que tanto encandilaban a mamá se han terminado de secar. Atrás quedan restos marrones que enmoquetan la isla, crujiendo a cada paso que das. A veces, sientes que todos los otoños son iguales; que vienen y van, casi sin darte cuenta, como esa vida que entre los dedos se escurre, sin dejarte volver atrás.
Bendita monotonía, apostillaría yo. Pues lo único que rompe mi rutina es aquello que no me deja vivir en paz - ya sabes, médicos, malestares, medicinas y demás. Igual que el sol brilla, cuando los incrédulos predijimos un otoño húmedo, pensaré en que pronto, dejaré todo este sufrimiento atrás.
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