Cuando tenía dos años, mi madre me leía un cómic a la hora de comer. Todos los días. La misma historia de una familia que viajaba por el Pacífico, visitaban la Polinesia, llegaban a Hawaii. Les recibían con cocos, lanzas, canoas, colores, palmeras, orquídeas, sol y mar. Supongo que de ahí me viene la fascinación por el Sureste Asiático.
Todos tenemos una historia detrás, igual que el nombre de nuestro restaurante favorito en todo el viaje - Dukes Kauai - hace referencia al padre del sur. Duke Kahanamoku vivía cerca de Waikiki y se le considera el padre del surf, además de un héroe Hawaiiano.
Alguien que, sin entrenamiento especializado, ganó una medalla de oro en las Olimpiadas de 1912. Básicamente, le vieron surfear, nadar y le animaron a intentarlo. De ahí, vino Hollywood y la oportunidad de promocionar el surf fuera de Hawaii. Pero su habilidad en el mar le convirtió en héroe cuando nadando en su tabla, salvó a 8 marineros de morir ahogados en un barco que naufragó en Newport (CA) en 1925. Básicamente, nadaba del puerto al barco, recogía un náufrago y lo llevaba a tierra firme.
El caso es que la cadena de restaurantes Hawaiianos que lleva su nombre es muy popular (siempre hay espera de una hora, es normal ver a la gente dando vueltas por los alrededores con un pager en la mano, esperando la mágica vibración/flash que indica "your table is ready") por una buena razón.
En la playa de Kalapaki, el edificio de Dukes tiene primera línea de costa.
Decorado con sombrillas tradicionales, se integra en el ambiente sin desafinar.
Consta de dos plantas, entre las que hay una cascada con carpas japonesas. De hecho, los elementos japoneses en la decoración y la tradición gastronómica son muy obvios, debido a la gran influencia de los trabajadores orientales en las plantaciones de azúcar durante el s.XIX
Las carpas, desde la mesa.
Ahi que viene siendo atún, marinado.
Filete, con un cuarto de lechuga.
Rollos de Poke *ahi marinado
El menú es bastante variado y sirven el mejor seared ahi de Hawaii. Al menos, en todos los sitios donde lo pedí (terminando decepcionada, pues ninguno se parecía ni remotamente a la versión del Duke's).
Así termina nuestro primer día… En el paraíso.
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