Kabira Bay「川平湾」es una de las bahías más bonitas de Ishigaki. Desgraciadamente, se trata de una zona protegida, que además tiene unas corrientes muy extrañas y peligrosas. Así que no te puedes bañar y la única forma de ver el coral que cubre el suelo del mar, es con un barco de fondo de cristal「グラスボート」que sale cada media hora más o menos y cuesta 1000JPY.
Así que allí fuimos, como cualquier otro turista, observando tele coral. Me fascina la gente que se maravilla ante estas cosas, cuando es tan fácil coger unas gafas, ponerte unos escarpines y salir a bucear, a ver los corales de cerca, que se disfrutan mucho más.
Supongo que necesito unos años más, para entender completamente la manera en la que plantea las vacaciones mucha gente. Qué sentido tiene marchar rumbo a un paraíso terrenal, para seguirte comportando como haces en la ciudad?
Al bajar del barco, tuvimos la oportunidad de interactuar con los gatos locales. Que son mi mayor debilidad. Supongo que me siento un poco gato, con eso de tolerar tan mal los cambios de territorio y aguantar bien la soledad. Me fascina lo tranquilos que viven en Japón y lo amigables que son. Se ve que la gente los mima (porque en los pueblos españoles ves una actitud mucho más asustadiza, probablemente de las perrerías que les hacen).
Por último, los bebés blancos. Que estaban bastante débiles, porque no se movieron de su heart spot en las dos horas que pasamos allí.
Kabira Bay está muy bien conectada con el bus, resulta fácil volver hacia Ishigaki City.
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