3,2,1... Dentro!
Las carreteras de Tahiti están plagadas de cangrejos muertos. Son un poco tímidos. Se pasan el día escondidos en su agujero, saliendo únicamente para picar algo y volviendo a meterse antes de que los puedas fotografiar. De noche, se aventuran a cruzar la carretera, con tan mala pata de que cuando viene un coche, la luz les ciega (observamos lo mismo alumbrándolos con una linterna) y se quedan inmóviles sin saber para donde tirar. Con lo que terminan aplastados. Una lástima.
El caso es que las carreteras de Moorea conducen a sitios maravillosos. El Belvedere, desde donde puedes observar ambas bahías a la vez, es uno de ellos.
Plantaciones de cocos & piñas en la ladera de la montaña.
Opunohu a la izda, Cook a la dcha.
Montañas picudas cubiertas de verde.
Caballos en el paraíso.
La bajada, pasa por el Marae o templo tradicional Polynesio que se asemejaba al agora romana, por la relevancia social que conllevaba. Dado que los Polynesios carecían de lenguaje escrito, sabemos poco acerca de ellos, pero lo más curioso son las semejanzas entre estas estructuras y las que se hallaron en la Isla de Pascua. Todo parece indicar que los Polynesios navegaban con su cultura, tanto como con los cocos.
En Raitaea, está el Marae Taputapuatea centro del Triángulo Polynesio (Hawaii, New Zealand, Rapa Nui), que es decepcionante por la falta de paneles informativos... Al menos el de Moorea estaba en medio de un bosque muy impresionante, por el que daba gusto pasear - pese a los mosquitos.
Caracol, col, col...
...pues no era tan pequeño O_o
El altar principal era MUY grande.
Pero no tanto como el bosque.
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