Aunque nosotros nos alojamos en el Hibiscus Hotel que es un sitio genial en todos los aspectos, como ellos lo ponen "tiene dos estrellas porque carece de TV" no pudimos evitar la tentación de bajar al Sofitel, que ocupa la mitad de la mejor playa de Moorea.
Esto de las playas privadas es un problema en Polynesia. Porque la arena no abunda tanto como puede parecer, con lo que las mejores playas están en los motu (islotes de arena privados), son ocupadas por resorts o residentes. Afortunadamente, en el Sofitel te dejan pasar a la playa, siempre y cuando tengas interés en utilizar su centro de actividades acuáticas o su bar/restaurante. Tras ver a gente haciendo SUP desde el mirador, no lo pude resistir.
Genial vista de Tahiti al fondo.
Piraguas tradicionales polinesias & stand-up paddle para alquilar.
Típicos bungalows sobre el agua
Motos acuáticas
Sólo les falta un cirujano plástico, que me arregle la figura.
El caso es que entre palmeras y tablas de surf llega muy pronto la hora de cenar. Nada mejor que una ensalada tropical & una niçoise, para despedir el día con sabor polinomio-francés.
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