Desde hace unos años, suelo comprar "un bolso bueno" al año. Me gusta la calidad así como invertir en una marca cañí como Loewe. Aunque luego lleve el mismo bolso todos los días, me parece bastante normal. Si el año pasado me dio por el amarillo, éste ha tocado un Loewe pouch en azul eléctrico que pienso llevar tanto a eventos señalados como a diario, ya que al vivir en un clima agradecido no tengo que acarrear tantas cosas (paraguas, jersey extra) como en Suecia.
Las raíces de Loewe datan muy en el pasado Español ya que empezó como una cooperativa de artesanos de la piel - algo en lo que España ha sido líder, desde la edad media - en 1846. El nombre viene del cabecilla, un artesano alemán llamado Enrique Roessberg Loewe, que terminó por dar nombre a la firma.
Pese a la dureza de la Guerra Civil, la marca sobrevivió a base de convertirse en un "proveedor oficial de la Familia Real". Justo antes de terminarse la dictadura, vimos nacer al mítico Amazona, en 1975. Un bolso que hacía las delicias de las estrellas de Hollywood, como Cary Grant, Debora Kerr o Hemingway, que se dejaban caer por la mítica boutique en la Gran Vía madrileña. Pere a la crisis, siguieron creciendo, gracias a la expansión por Asia (donde por cierto, cuestan el DOBLE que en España) y la prosperidad de China, donde una clase de nuevos ricos anda a la busca y captura de lujo que todavía no esté devaluado visualmente a consecuencia de la falsificación a gran escala.
A través de los años (lejos queda ya el 2007, cuando los Reyes Magos me trajeron aquel baguette blanco y negro) la marca ha ido evolucionando, sin ningún cambio radical, hasta la llegada de Jonathan Anderson, que le ha marcado un punto de inflexión en Loewe, cambiando el logo así como algunos de los modelos más tradicionales. Desde el principio, me dio bastante que pensar pues resultaba bastante obvio que a la clienta tradicional española aka esa señora cardada teñida de rubia no le iba a entrar fácilmente eso de pagar el doble por items sin logo, que no claman "lujo" tanto como lo hacían los modelos antiguos confeccionados con napa Loewe. Quizás Jonathan Anderson estaba en lo cierto y olvidarte del nicho tradicional te abre uno con potencial suficiente como para triplicar el valor de la marca, algo que en su día mencionó tener por objetivo.
Mientras me decidía y exploraba los modelos de la nueva colección, tuve una conversación muy interesante con la dependienta, que de alguna manera confirmó todas mis creencias:
1. El Flamenco ha ganado con el cambio, pero hay que elegir colores más atractivos que los cuatro tonos plastidecor de la primera hornada (los de este verano, junto con el ante combinado con blanco, pintan mucho mejor)
2. El Amazona ha perdido con el cambio, sigue teniendo un precio elevado pero no resulta tan lujoso como el modelo tradicional.
3. Los shopping bag y clutches son la opción más atractiva para la mayoría de las clientas, especialmente la colección con el logo embossed y los colores de este verano. De hecho me enseñó un bolso con la forma del shopping bag amarillo que compré el año pasado, pero la piel del clutch que era muy tentador... Quizás el mes que viene o cuando me suban el sueldo :P
Qué os parece Loewe, era mejor antes o ahora?
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