1/1/2015
El 2014 empezó en Polynesia, lleno de miedos, de preguntas abiertas acerca del gran cambio de vida, que tanto pánico me causaba. Un año más tarde, veo las cosas de una forma muy diferente. Hay cosas que sigo echando de menos, otras a las que me he adaptado. Todo lo terminas relativizando. Aceptas las cosas que no soportas, por otras que valoras muchísimo y que como expat, era imposible tener.
Pasamos el día de Año Nuevo en Aruba, caminando sobre arena blanca de Palm Beach por última vez. En el camino, nos cruzamos con un árbol de Navidad igualito que el de mi amigo Pablo, justo antes de llegar al cruce de caminos con muchas señales coloridas con "feel good messages", todo ello bajo ese sol brillante Caribeño, era un signo de esperanza acerca de las cosas buenas que ha de traer el año nuevo.
Junto al antiguo barco hundido, había una tumba, cubierta de conchas. Ambos, parecían pedirme que deje pasar las cosas que tanto me atormentan a veces, que me acepte como soy y simplemente, trate de ver y disfrutar las cosas buenas que tengo a mi alcance, en lugar de malgastar tanto tiempo pensando en que "y si... entonces..."
Durante mi visita a Zaragoza en Semana Santa, me lleve muchas cosas buenas. Aparte del tiempo con mi familia y amigos, me encontré por casualidad con una persona que lleva años siguiendo nuestra vida a través de internet. Me llena de ilusión y motivación cuando alguien me dice lo que le gustan estas historias, así que aprovecho para mandar un fuerte abrazo de agradecimiento a todos los que estáis "al otro lado".
2 comments
Somos muchos los que seguimos vuestras historias desde hace tiempo. Keep on track, bonita :-)
Y gracias a vosotros, merece la pena seguir :) mil gracias!!!
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