No deja de nevar. Pero eso no es razón para encerrarse en casa, con una taza de té, a ver los copos caer. Botas, bufanda, capas y paciencia, hay que abrigarse bien para no morir congelados en nuestro paseo por los julgrannar - árboles - & julmarknader - mercaditos - que pueblan la ciudad!
Aunque sólo sea por lo mysigt que resulta el volver a casa, ocho horas más tarde; aunque sólo sea por huir del agobio de tiendas, regalos, de julstress en formas variadas. Merece la pena. Por tonto que parezca, es divertido. Pasear sin rumbo, hablar de nuestras cosas, olvidarnos del día a día y planear nuestros futuros viajes :I
Los pobres patos de Djurgården pasan TANTA HAMBRE que, nada más verte aparecer por el camino desierto, caminan en grupo hacia tus pies, te rodean e incluso tiran de los cordones, a ver si sueltas algo de comida :P
Pronto dejaremos atrás la capa de nieve, las botas y la oscuridad eterna. Pronto cambiaremos la soledad por amigos, familia, por días más largos y soleados. Que con un sol brillante, siempre se mira todo de otro color.
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