Quería pasar tres días en Dubai. Tres días en Dubai, para coger ese calor que deslumbra en el Sur de Europa por estas fechas pero es lo suficientemente perezoso como para no viajar al Norte. Pero no había $.
Enrique - como siempre - barriendo para casa. Y yo, dudosa. Porque cada visita se convierte en un drama, porque la gente vuela de la ciudad, porque los problemas con mi padre parecen crecer por momentos y el viaje, termina haciéndome más daño que otra cosa. Pero bueno, lo que compré por Enrique se convirtió en el mejor regalo que podría haberme hecho.
Vero se desplazó hasta Zaragoza, para pasar esos días a mi lado. Calle se liberó las noches, para cenar, charrar y lo que hiciera falta. Mamá flexibilizó sus responsabilidades, para poder acompañarme durante unos km más bajo el sol. Hasta Ana desistió de comidas familiares que nada arreglan y me regaló una larga mañana de domingo, paseando al sol, sin citas de las que preocuparme. No sé. Corto pero intenso.
El viernes, tras una laundry que se alargó demasiado y una ida de olla comprando 4kg de godis para todos nuestros peques - aquí, en lugar de huevos de Pascua, se regalan huevos de cartón rellenos de golosinas - nos acostábamos a la 1... Para levantarnos 4h después.
La cara del sueño.
Metro. Bus de Ryanair. Vuelo. 7h después del despegue de sábanas, aterrizas en Bruselas. En otro maravilloso centro lowfare donde las butacas brillan por su ausencia. Ingen fara, som man säger... Vogue Paris, vino, cerveza y un iPhone cargado de Lost made the day.
Hmmm... Vacaciones...
5 de espera, 2 de vuelo. Marcan las 19:00 y de vuelta en la tierra. Parece mentira. Llamar a mis hermanas, quedar a cenar, tenerlos tan cerca. Caminar entre caras familiares - no asiáticas, quiero decir - sentir el tambor, ése con el que crecí, ése que hacía tanto que no retumbaba en mi pecho. Se me escapó una lagrimica. No porque me haya vuelto loca, ni beata repentinamente. Sino por todo lo que el Cristo atado a la columna significa para mí. Recuerdo cómo mamá apretaba mi mano, mientras las puertas de la iglesia se abrían solemnemente para dar paso la enorme figura de madera envejecida. Al abrigo de la noche, entre rosas e incienso que el cierzo repartía entre la multitud, avanzaba lentamente, rodeado por el estallido de los tambores. Era tan grande... Impresionaba. Bastante más de lo que podía imaginar en aquellos momentos.
Así que, volviendo al pasado, caminando, con micromini al calor de la primavera spanska me reuní con mis chic@s. Por poco impactante que sea la comida japonesa en Zaragoza... A QUIÉN LE IMPORTA!??!?! Estar con mis hermanas me devuelve a la realidad y demuestra que, como anunciaban en la guía de Beijing que me dedicaba a remirar en soledad, no es el lugar ni la comida, sino la compañía... Lo que convierte a una cena en inolvidable.
Más paseos, más procesiones. Volver a casa tras medianoche, caminando en la penumbra, aspirando con avidez el olor a Primavera, sonrisa en la cara, paz en el alma y unas vacaciones por delante.
Cuando viajas con Ryanair, sólo puedes llevar un bulto. Te tratan con bastante descortesía y buscan, cualquier excusa para hacerte facturar. Es patético que les paguen tan poco como para forzarles a comportarse de una manera tan mean sólo para obtener las comisiones que - intuyo - cobran por maleta facturada y se convierten en el grueso de su salario. En fin, que viajando en Ryanair, los godis van por un lado... Y los huevos, por otro.
Pasé el desayuno empaquetando. La mañana, de paseo/compras con mamá. Mirar, comentar, pillar. Medias floreadas para ambas, sonrisas por doquier, confidencialidades y mil discusiones estúpidas originadas por la similitud genética que nos impide callar bajo el agua:
- Mamáaa... CALLATE Y ESCUCHA, COOOOÑOOOO!!! Que no me dejas terminar!
- Es que hija mía, te paras... A mitad de frase SIEMPRE!!!
Pero todo llega. Con las 15:00 mi cenicienta se retira a servir la comida. Con las 15:00 aparece mi reina de Corazones con su pequeña Lola, lista para pasearnos a las dos por el parque y enseñarme su Palacio a medio amueblar. Parque para arriba, barrio para abajo. Hablar sin parar. Contarnos lo que no sale por email y sentirla cerca, más que nunca. Porque por baches que haya, tenemos que ser valientes y luchar por superarlos. Cuanto más unidas, mejor.
Las Tres Marías: Lola, Vero y Clau.
Pero el reloj no se detiene. Nuestra Diva Creativa se retira a sus aposentos y mamá me acompaña a la nave espacial. Donde me dejan como una Reina depilada, pero sin bolso de Prada :P Estas cosas sólo te pasan en España. Lo de llegar a un sitio sin hora, lo de que haya una señora delante de tí, pases de esperar un buen rato y te digan que esperes, que van a intentar hablar... A ver si te deja pasar. Amabilidad, sonrisas y complicidad. Un gran GRACIAS con el que terminar la tarde, pillar el Mercedes rojo y aterrizar en la ducha.
Panic in Aldany. Mi madre no había visto TANTO neón en su vida.
Más vale tarde que nunca. Que se lo digan a Vero, que ya tiene cenicero propio en mi cuarto. Me siento como una Reina. Siempre rodeada de halagadores que me obsequian con cariño a cada segundo, me llevan, me traen, sonrién y convierten cada momento en un snapshot que no quiero olvidar.
- Ahivá... No hemos reservado... Tú crees que habrá mesa?
Vero me mira con ironía. Pero yo no la entiendo. Sábado por al noche. 22:00. Sin reserva. Eso se convertiría en McDonald's seguro här hemma. Pero llegamos a PULP. Está vacío.
Bueno.
Técnicamente vacío. Porque aunque no les queden fresas con las que adornar mi ensalada favorita de jamón de pato, les sobra simpatía para cambiarlas por tomates y un extra de ruccola. Porque aunque no haya mil culos ocupando banquetas, tengo a un buen viejo amigo enchufándose una caña en la barra.
Así que Nacho y Héctor arramblan una mesa, para unirse al grupo. Risas, updates, historias y tontadas. Sin complicaciones, sin poses, sin nada. La mirada sincera de quien verdaderamente se alegra de verte, de quien tiene algo que compartir y tantas ganas como tú de pasar un buen rato inolvidable. Otra noche que acaba pronto en la cama, con una manzana que chupe ese tintorro de más que los buenos ratos tienden a hacernos tragar.
Quién dijo que las medias de 5€ no dieran la felicidad?
Domingo, esto se acerca al final. Un paseo por las nubes con mamá, por ese cinturón que tanta paz me da.
Visitando a la abuela Juana.
Terminar picando al timbre de mi primo en Romareda y tener la suerte de que acaben de aterrizar en casa. Abrazar a mis niños, a Raquel y escuchar las historias de Artemio, que siempre es un placer. Dejar que, por una vez, nos acerque en su BMW a casa. Aunque sólo sea para darle los huevos que tanta plasta están dando :P
Comer en familia, con la F1. Recibir la llamada del pequeño... Al que no se puede dejar solo.
Que para un día que cena en España... Termina bebiéndose hasta los floreros y mutando en ranita de César - Con la colcha nueva que mamá te había puesto para que no fuera la almohada lo único que estrenabas! - pobrecito mío, que no se toma ni una birra en casa. Lo llevo a merendar arroz tres delicias. El chino nos mira extrañado cuando le pedimos unos palillos junto a la caja para llevar... Pero lo flipa todavía más al oir mi XieXie...VeryMuch!
Último paseo al sol con mi hermana. Último té con Calle. Último paseo de vuelta a casa. Visita a Nati - que con sus primeros pinitos por interné, encuentra mi blog y disfruta con las historias Chinas pero también me recuerda, con ese cariño que viene de quien te andaba bañando cuando contabas 3 añitos, que me cuide y coma más - y para casa a dormir.
El lunes será mi día lucky. Hacerme un Kerathérmie, contarle mil historias a mi paciente peluquera - pobre Olga, tiene que salir HARTA de mi parloteo constante durante tantas horas - ser recogida en calesa y transportada a un centro consumista donde mercar junto a Leti. Como al salir de los exámenes hace años.
Solo que ahora, en lugar de acaparar, me dejó cargar con el suyo. Se desplazó despacio, sin maquillaje, sin tacones, sin prestar atención a los pingos - casi tan poca como yo, que terminé cruzando dedos y capuzándolos en la bolsa sin tan siquiera probar antes. Cuando cosas así pasan, todo se trivializa, creo yo - hace una semana, Leti volvía a casa de trabajar, esperaba paciente a que le tocara girar, esperaba paciente bajo el semáforo rojo. Cuando otro coche vino y se la tragó. Sin más. Vértebras, magulladuras, collarín, baja. Coche de ocho meses convertido en acordeón. Un susto de muerte para todos. Ella siempre fue una de estas princesitas, suave, perfecta, arreglada, frágil? No. No confundamos los términos. Mi niña es una magnolia de acero y, hoy por hoy, mi ejemplo a seguir en cómo afrontar las crisis. Con ironía, con positividad, sin dramatismos y con paciencia. Asumiendo los altibajos que tendría cualquiera que no duerme, que no está bien ni sentado ni tumbado, que se marea de caminar, que no puede leer, ni trabajar. Sólo espero que mi lucky buddha la guarde, porque ya vale de percances en el '10.
14:00. Despegamos de Grancasa. Comer. Empaquetar. Y darme cuenta de que no encuentro mis SIM del curro!!!! DRAMA!!! Antiguamente lo habría sido pero chico, me lo tomé à la Enrique y pensé fríamente. Si una SIM de SIMYO vale 5€, qué miseria le va a costar a ERICSSON una de Telia? En fin. Embarcamos a las 17:00. 6h más tarde cerrábamos los ojos.
Feliz. Con los pies en la tierra helada pero todavía flotando, tras mil paseos por las nubes.
1 comment
Lucky lucky!! lucky buddha !
El Lucky buddha funciona, sí! Nos pegamos horas frente al espejo, él, Yaiza y yo, para practicar mis giros de cuello, hasta que consiga que me barbilla vualeva a tocar mi pecho!!
Un besito guapa
Leti
Post a Comment