Keep going.
La oportunidad la pintan calva pero, por alguna extraña razón sigo acojonándome cuando me ofrecen algo grande que no tiene por qué conllevar una subida de sueldo, de posición ni un traslado. Simplemente algo que me crea inseguridad, algo de lo que no sé lo suficiente. Pero bueno. En esta primavera he luchado mucho y, poco a poco, voy superando mis propios miedos.
Aunque la primera bofetada me lleve a comer frente al monitor con la lágrima en la mejilla. Aunque el malestar me lleve a despegar el puñetero parche. Sé lo que hay. Para bien o para mal. Soy demasiado responsable y termino por hacerlo.
Últimamente... Me miro al espejo. Lo que veo no me gusta. Pero aun así, lucho por aceptarlo. Me paso los días corriendo, descargando mis amarguras. Nunca pensé que terminaría así, con tacones empolvados y un amigo que vuelve del pasado, a zarandearme para que salga más.
Supongo que añorar lo que no se tiene no es más que el signo de ser humano. En realidad soy feliz, en el hogar que hemos construido, con mi rutina de vino y corridas. Empiezo a darme cuenta de que, independientemente de lo que el espejo refleje, sigo siendo la misma persona, puedo luchar en la jungla diaria. Tal y como había hecho hasta ahora.
Escuchar a los profesionales implica mantener la calma entre sofocos, altibajos, pesadillas e hinchazones. Disfrutar de lo que venga. Sean visitas de suegros amables a través de cuyos ojos redescubres la magia de la perla del Norte. O la semana que me espera en Chicago - trabajo primero y toodo el placer posible, en una de las pocas ciudades americanas donde se puede caminar. Recibir a Stina el día 6. Seguir corriendo bajo el sol. Intentar recuperar mi equilibrio.
1 comment
Vete a la pelu... date unos reflejos en medios y puntas... quitate las gafas y date algo de color en los labios antes de salir de casa, amén de mil capas de rimel.
Ya verás como el reflejo del espejo cambia.
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