Joy shines on me. Thanks to you guys.
Lo más duro de vivir en Tokyo es la diferencia horaria. Son 8h más. Lo que implica que cuando yo me levanto, los más trasnochadores todavía andan en pie. Cuando salgo de trabajar, empezáis a abrir el ojo por allá.
A veces, intentamos hablar. Pero si el 3G de la calle se satura, la latencia convierte una fluida conversación en un diálogo de besugos. Con un retardo de 30 seg, it ain't much fun to talk a long while. El WiFi de casa, va genial. Pero usarlo implica que sólo puedo llamar a la hora de comer en España. Algo imposible, para la mayoría que trabaja fuera y molesto, para mi pobre mamá. Por eso, es tan genial, esto de las vacaciones de Navidad.
Ahora, os pillo en casa. Esta semana, podemos hablar. Esas voces, son un sonido familiar. Te hace sentir cerca de esa lejana realidad. Recuerdas cómo huele la persona o la manera en la que te suele abrazar. Así que hoy, soñaré con estar juntos de nuevo, sea aquí o en mi tierra natal. Gracias, por esa energía positiva con la que voy a seguir adelante, con más ganas de las que tenía ya. De trabajar mucho, para que me den un poco de tiempo para vosotros. De ser la mejor embajadora, cuando nos vengáis a visitar. De tener una casa bien limpia, donde os podáis quedar. En fin, supongo que es lo único que nos falta, esa gente que tanto significa, para disfrutarlo todo un poquito más.
Mientras tanto, me contento con postear. Mostrar pequeños flashes que os animen a venir. Es mi malévolo plan. Pero bueno. Hasta que llegue ese día, me contentaré con sentíos cerca, pegadicos al auricular.
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