Probando, probando, uno, dos, si, si, va, va.
Flamenco...
...y olé!Cante jondo, del pequeño querubín.
Los highlights de mi Formentera son las jornadas activas bajo el sol (de esas tras las que disfrutas de un buen cacho pan sin remordimientos) y los atardeceres que dan paso al embrujo de La Isla. Ese enclave mágico, donde todos están relajados, el tiempo corre más despacio y la magia te espera bajo la oscuridad que rompe ese millón de estrellas, en esta semana de Luna Nueva.
Sin tenerte a mi lado, no es tan fácil encontrar un lugar donde cenar a gusto. Sin embargo, tuve la suerte de que tanto en el lounge del hotel (South en Platja Migjorn) y en Las Banderas encontré las mejores ensaladas que he probado en años, el servicio más agradable y la una relación calidad/precio increíble.
Mientras que el lounge solía ser mi day spot (nada mejor tras una paliza SUP - Stand Up Paddling), el garito en la playa era perfecto para la noche. Suficientemente alejado como para que el paseo sobre la arena, en comoleta oscuridad, durante 20' diera la sensación de inmensidad así como que bastara para bajar la cena; demasiado entretenido, como para sentirme sola.
Así, arropada por los encantadores camareros y eventos (quién puede negarse a escuchar Bossa Nova o Flamenco en direco, en un marco así de idílico?) pasé noches inolvidables. Que cuantos más años pasan, menos soy de fiestones y más de eventos íntimos, que tocan mi alma, como estos.
...volveremos, pero juntos.
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