The tradition tells you to climb Mount Fuji during the night, to see the sunrise while reaching the top. I would guess that the sunset over Mount Fuji, as seen from Enoshima (江ノ島) after a long day of sport in the water (windsurfing, surfing, SUP, sailing, diving a.s.o.) is nearly as impressive. Either wins, this is how we kiss goodbye to the weekend that just ended (and turned into Sunday work for the photographer).
El verano en Japón es extremadamente húmedo. Tanto, que la humedad en el aire impide ver la imponente silueta del Monte Fuji en la distancia, en los meses de Abril-Septiembre. Algo que comprobamos desde el balcón, donde el invierno nos obsequia con una maravillosa vista de la cumbre nevada.
El verano en Japón es largo y cálido, como en España. Hoy es 1 de Septiembre, he pasado el día en el agua, quasi inmóvil. Esquivando medusas (que inundan las playas de Septiembre-Noviembre) y tratando de sujetar el buumu bien recto y bajar el masto-toppo cuando se me ordenara. Será que soplaba muy suave el viento o que la gente hace demasiados aspavientos, el caso es que el debut Windsurfeando ha ido genial.
De ahí, a casa. A seguir trabajando. Porque algo que también caracteriza al verano en Japón es la falta de vacaciones largas (estilo Europeo). Aquí la gente coge una semana, como muchísimo y vale. Habrá empresas que te obsequien con muchos días, pero realmente da igual. La cultura te dice que actúes de otra manera, te presiona para que sigas trabajando, para que no plantes a los demás. Porque mucho he hablado de las mujeres, pero supongo que a una presión comparable están sometidos mis queridos salaryman.
Aún así, esta realidad te obsequia con esos snapshots cargados de espiritualidad, que te cruzas sin buscarlos, simplemente al pasar. Hoy, ha sido un monje que meditaba al ritmo del tambor tradicional, en un templo escondido en la colina junto al mar. Hace una semana, fue el descubrir a un arquero practicando el método tradicional. Pequeños detalles, gran felicidad.
El verano en Japón es largo y cálido, como en España. Hoy es 1 de Septiembre, he pasado el día en el agua, quasi inmóvil. Esquivando medusas (que inundan las playas de Septiembre-Noviembre) y tratando de sujetar el buumu bien recto y bajar el masto-toppo cuando se me ordenara. Será que soplaba muy suave el viento o que la gente hace demasiados aspavientos, el caso es que el debut Windsurfeando ha ido genial.
De ahí, a casa. A seguir trabajando. Porque algo que también caracteriza al verano en Japón es la falta de vacaciones largas (estilo Europeo). Aquí la gente coge una semana, como muchísimo y vale. Habrá empresas que te obsequien con muchos días, pero realmente da igual. La cultura te dice que actúes de otra manera, te presiona para que sigas trabajando, para que no plantes a los demás. Porque mucho he hablado de las mujeres, pero supongo que a una presión comparable están sometidos mis queridos salaryman.
Aún así, esta realidad te obsequia con esos snapshots cargados de espiritualidad, que te cruzas sin buscarlos, simplemente al pasar. Hoy, ha sido un monje que meditaba al ritmo del tambor tradicional, en un templo escondido en la colina junto al mar. Hace una semana, fue el descubrir a un arquero practicando el método tradicional. Pequeños detalles, gran felicidad.
No comments
Post a Comment